El Triángulo, una banda dedicada al abigeo en la modalidad de arreo que operaba desde el 2014 en los municipios de Murra, El Jícaro y Quilalí fue desarticulada por la Policía Nacional en el departamento de Nueva Segovia.
Cinco de sus seis integrantes se encuentran tras las rejas y a la orden del Ministerio Público.
Los detenidos son Bismael Villareyna Vásquez, 33 años, presunto jefe de la agrupación; Carmen Alexis Peña López, 29 años; Héctor Antonio López López, 29 años, originarios municipio de Murra; y Misael de Jesús López López, residente del barrio Libertad en el municipio de El Jícaro, según informó en conferencia de prensa el comisionado mayor, Javier Martínez, segundo jefe de la Policía Nacional en Nueva Segovia.
Entre los dos integrantes prófugos de la justicia y circulados por la Policía Nacional, se encuentra Octavio José Ruíz Ruíz, alias Recupere, originario de Quilalí, quien manda a sus socios a robar el ganado bajo la promesa de pagarles de 3 a 5 mil córdobas por vaca, las lleva al municipio de Pantasma y las traslada a Honduras.
Hasta el momento la Policía contabiliza ocho víctimas, quienes han identificado a los detenidos como culpables de la desaparición de 09 vacas (cinco terneros y una bestia caballar), algunas de ellas del bono productivo, programa del Gobierno, que fueron vendidas en Honduras o canjeadas por marihuana. Hay muchos otros casos, que en el proceso de investigación irán saliendo y los iremos documentando, enfatizó el jefe policial.
Según la Policía Nacional Bismael Villareyna Vásquez disponía de un potrero en su propiedad en el municipio de Murra, donde encierra a los animales, les borra el fierro original y los marca con un fierro propio para hacerlas pasar como criollas, además, se encargaba de trasladar o mandar los animales hasta Quilalí para entregarlas a Recupere.
Bismael Villareyna Vásquez, el presunto jefe de la banda, insistió en que su inocencia está limpia, Yo no tengo nada que ver con eso, dijo para luego aceptar que es verdad que tiene un fierro propio y que la Policía le encontró en su potrero un caballo que había comprado, así como otras dos vacas que le había comprado Francisco Herrera Lumbí llegó y aunque nunca se las pagó contaba con su autorización de que les pusiera su fierro y les buscara venta.