El senador Steve Daines, de Montana, estará con su esposa pescando con mosca.
El senador de Arizona Jeff Flake dijo que tiene que segar su pasto (sí, tiene uno incluso en Arizona).
La senadora de Alaska Lisa Murkowski dijo que estaría viajando por su estado.
Y el senador de Arizona John McCain irá de visita al Gran Cañón, y bromeó con que su amigo el senador de South Carolina Lindsey Graham iría con él y quizá se caería dentro del cañón (es broma, aclaró un asesor más tarde).
Son algunos de los senadores republicanos que no asistirán a la convención de la semana que viene en Cleveland donde Donald Trump reclamará la candidatura del Partido Republicano a la presidencia.
La mayoría de los senadores republicanos tienen previsto asistir y no es raro que los legisladores se ausenten de la convención, especialmente si están en campaña por la reelección.
Pero la cantidad de deserciones en la convención de este año está por encima de lo habitual. Quizá no sea una gran sorpresa, dado el bien documentado recelo de la cúpula del partido ante el hombre que está a punto de convertirse en su candidato a la presidencia de Estados Unidos. Pero en los pasillos del Capitolio esta semana, algunos senadores parecieron visiblemente incómodos cuando se les preguntó por sus planes de convención.
Algunos senadores que llevan meses respondiendo a preguntas incómodas sobre Trump parecen seguir molestos cuando se les pregunta por el aspirante. Pero al menos, a apenas unos días del inicio de la convención el lunes, casi todos han decidido si irán o no a Cleveland.
«Yo aún no estoy seguro», dijo el miércoles el senador por Idaho Jim Risch, añadiendo que «hay otras cosas en marcha y tengo que considerar donde puedo hacer más».
De los que compitieron en las primarias republicanas, sólo el senador por Texas Ted Cruz asistirá a la convención y ofrecerá un discurso. Los senadores Marco Rubio de Florida, Rand Paul de Kentucky y Graham se ausentarán del evento.
La cuestión es especialmente sensible para las casi dos docenas de senadores que optan a la reelección este año, sobre todo el puñado de senadores republicanos en estados indecisos. Deben considerar si quieren compartir espacio con un aspirante que ha ofendido con sus comentarios a mujeres, minorías y otras personas que pueden decidir las elecciones generales.
También existe el temor a que, dados los sentimientos de «Never Trump» («Nunca Trump«) que siguen albergando algunos delegados, la convención pueda descarrilar y convertirse en un espectáculo caótico.
Pero pocos senadores quieren hablar abiertamente sobre estos reparos.
El senador Ron Johnson de Wisconsin, uno de los senadores más vulnerables con vistas a los comicios, dijo que no puede ir a Cleveland porque «tengo que pasar tanto tiempo en Wisconsin como sea posible».
En cuando a su opinión sobre Trump, Johnson dijo que «apoyo todas las áreas de acuerdo… le apoyo a él. Digámoslo así, no votaré por Hillary Clinton».