El cielo se despejó y volvió el sol. Esa es la imagen que esperan transmitir los demócratas esta semana en su convención, en contraste con la visión tenebrosa expresada por los republicanos la semana pasada.
Mientras que el candidato republicano Donald Trump habló de «muerte, destrucción, terrorismo y debilidad«, los demócratas destacarán la estabilidad, el crecimiento y la esperanza vividos durante los ocho años de gobierno de Barack Obama. Trump prometió reforzar la seguridad, los demócratas se comprometerán a impulsar el progreso.
Sin contar a Hillary Clinton, la candidata demócrata a la presidencia, nadie tiene más en juego que el presidente Obama.
El país que describirá Obama en su discurso del miércoles es el que él deja y su presentación será una de sus últimas oportunidades de promover su liderazgo ante una gran audiencia antes de que su sucesor y los historiadores comiencen a definir su legado.
El reto que tiene Obama por delante no podría ser más duro. El país atraviesa por un período de violencia y de estallidos sociales de trasfondo racial. Tanto él como sus aliados demócratas tratan de encontrar un delicado equilibrio entre su visión optimista y la agitación de las últimas semanas.
Obama ha pedido perspectiva y cuestionado las denuncias republicanas. Afirma que las tasas de delincuencia y de inmigración ilegal han bajado y que el terrorismo ya no representa una amenaza tan grande como cuando se produjeron los ataques del 11 de septiembre del 2001. El día en que Trump pronunció un apocalíptico discurso de aceptación de su nominación, dijo Obama, la gente «salió a la calles y escuchó el trino de los pájaros y se encontró con un día soleado».
La Casa Blanca dice que Obama insistirá en esa visión en la convención. Ofrecerá una cantidad de estadísticas que teóricamente desvirtuarán las que presentó Trump. Y tratará de aprovechar su popularidad relativamente alta para mejorar la imagen de una candidata que genera desconfianza en mucha gente.
Sin embargo, hay razones para que la campaña de Trump pinte un panorama oscuro.
Mucha gente gana poco a pesar de que las tasas de desempleo han bajado mucho y de que la economía ha mejorado desde que Obama asumió en plena recesión. Y todos los días hay algún episodio sangriento o un brote de tensión racial. En el exterior, una serie de ataques letales, algunos perpetrados por partidarios de la organización Estado Islámico, han conmocionado al planeta.
Solo el 19% de los estadounidenses opina que el país avanza en la dirección correcta, según una encuesta de este mes de AP-GfK. Hace un año y medio el 39% pensaba que el país estaba bien encaminado, pero casi cuatro de cada cinco votantes estimaron este mes que el país está mal encaminado, comparado con tres de casa cinco a principios del 2015.
«Mucha gente va a mostrarse incrédula cuando el presidente Obama diga que el país va por la buena senda», sostuvo Ryan Williams, quien trabajó con las campañas de Mitt Romney en el 2012 y con la de Jeb Bush este año. «No es la persona indicada para decir que las cosas van a mejorar si mantenemos el rumbo con Hillary Clinton«.
El discurso de Obama se produce en un momento de turbulencia en el Partido Demócrata, cuya presidenta renunció el domingo a raíz de la controversia en torno a correos electrónicos hackeados. El caos reinante hace que resulte más difícil presentar una imagen de unidad.
Los discursos en las convenciones pueden atraer millones de televidentes. Obama comenzó a trabajar en él hace semanas y todavía lo hacía durante el fin de semana.
Para Obama, el discurso estará seguramente acompañado de un sentimiento de nostalgia. El mandatario se proyectó a la escena nacional en la convención demócrata de Boston en el 2004, con un recordado discurso en el que llamó a superar las divisiones raciales y políticas. Pero la semana pasada muchos se burlaron de ese mensaje en la convención republicana en Cleveland.
«¿Qué pasó con eso de que ‘no hay un Estados Unidos negro, no hay un Estados Unidos blanco, hay un solo Estados Unidos’?», preguntó el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani.
Obama le pide a la gente que piense a largo plazo. Sus asesores dicen que los medios sociales magnifican las cosas negativas y alimentan la percepción de una crisis.
A menudo le pide a las audiencias, especialmente a las de jóvenes, que se imaginen una época mejor para vivir y eso a menudo desemboca en comparaciones con la vida de los sirvientes del medioevo o de los esclavos egipcios.
«Vale la pena recordarnos a nosotros mismos la suerte que tenemos de vivir en la era más pacífica, más próspera y más progresista en la historia de la humanidad», dijo Obama la semana pasada.