Hay una competencia en la que Donald Trump seguramente le está ganando a Hillary Clinton: la de cuál de los dos es el objeto de más bromas. Eso se daría incluso si Trump no hubiera sido un candidato tan estrafalario: resulta que en todas las elecciones desde 1992, el candidato republicano es de quien más se burlan los comediantes, según una institución especializada en el tema.
Los republicanos encabezan la lista de objetos de burla a pesar de que Bill Clinton es el político de quien más se han mofado los comediantes en los últimos 24 años, sostuvo Robert Lichter, director del Centro para Estudios de la Prensa en la Universidad George Mason.
Los resultados del estudio no sorprenden a Trevor Noah, uno de cuatro comediantes incluido en el sondeo, junto con Jimmy Fallon, Jimmy Kimmel y Stephen Colbert.
«Por lo general los comediantes somos progresistas«, dijo Noah, presentador de «The Daily Show» de Comedy Central. «Es inusual que uno de ellos se incline a la otra tendencia», agregó.
Noah, quien es oriundo de Sudáfrica, tardó un tiempo es sentirse cómodo hablando de la realidad política de Estados Unidos tras reemplazar a Jon Stewart en el show el año pasado. Desde entonces se ha desinhibido más, ofreciendo un punto de vista evidentemente liberal.
Explicó que incluso la palabra misma «conservador» es risible. Se trate de alguien política, social o religiosamente conservador, «siempre son los más fáciles para burlarse porque son gente testaruda, inflexible en sus posiciones. Aun si lucen ridículos, no les importa, seguirán aferrándose a su manera de ser».
No solo es cierto que la mayoría de los comediantes son liberales, sino también lo son los autores de su material, aclaró Michael Loftus, un presentador conservador que trabaja en el show humorístico «The Flipside» y con frecuencia escribe para programas de televisión.
«Siempre pensé que la comedia funciona mejor cuando se trata del que va perdiendo», dijo Loftus. «Y por Dios, es cierto yo soy el que va rezagado en todo esto».
Aunque Trump es un manantial para mofarse de él y que el precandidato demócrata Bernie Sanders también se presta a interpretaciones humorísticas, Loftus dijo que no es tan fácil burlarse de Hillary Clinton, recién ungida como candidata demócrata a la presidencia. Noah por su parte considera que otras figuras republicanas como Ted Cruz y Chris Christie le otorgaron mucho material.
«Aun si uno no sabe quién es el mejor candidato, uno siempre sabe quién es el mejor candidato desde el punto de vista humorístico», expresó Noah.
En las seis campañas electorales entre 1992 y 2012, los republicanos fueron objeto de 5.944 bromas de comediantes de la televisión nocturna y los demócratas 3.298, aseguró Lichter. Este año la brecha se abrió: hasta abril el mes más reciente estudiado la cifra fue de 587 para Trump y 115 para Clinton.
La campaña de 1996 fue cuando estuvieron más parejos: el republicano Bob Dole fue objeto de 839 bromas y el demócrata Bill Clinton 657, dijo el estudio.
La rama de los comediantes nocturnos televisivos está en transición, haciéndose aún más liberal. Seth Meyers, de la NBC, no estuvo incluido en el estudio pero ha sido uno de los críticos más duros de Trump. John Oliver de HBO y Samantha Bee de TBS son muy progresistas, aunque no dependen tanto de chistes sino de monólogos sarcásticos.
Dennis Miller, famoso por actuación hace años en «Saturday Night Live», es de derecha y con frecuencia se le invita como comentarista en el canal Fox News. Fox tiene su propio show de comedia, «Red Eye», que se inclina hacia la derecha, pero se transmite a las 3 de la madrugada.
La clave para ser exitoso como comediante de derechas, opinó Loftus, es enfocarse primero en qué es lo chistoso de una situación.
«Si no se ríen en los clubs humorísticos, ¿por qué irían a reírse por un programa de televisión? Uno no puede ser un amargado y gritar ‘¡Es que a ellos no les importa la constitución!’ y después preguntarse ¿por qué no se están riendo?», agregó Loftus, quien empezó su carrera en los clubes.
«En resumen, no es un sistema justo, pero nadie prometió que el negocio del entretenimiento iba a ser justo», explicó. «Ojalá estemos en un sistema donde al final, ganará el más chistoso«.