Dos mujeres, que minutos antes jugaban en una liga de fútbol, fueron raptadas por criminales que las torturaron, asesinaron y metieron en costales en San Miguel de Tegucigalpa.
Una tía con su sobrina fueron raptadas, torturadas y por último encostaladas al ser interceptadas por unos pandilleros cuando acababan de jugar un partido de fútbol en la conflictiva colonia La Era, zona oriental de la capital.
Las desafortunadas víctimas son Rosa María Gómez Tejada (27) y su sobrina María José Gómez Hernández (17), cuyos cuerpos fueron encontrados en la calle Sempé de la colonia 30 de Noviembre, cercana a la zona de la San Miguel de Tegucigalpa.
El macabro hallazgo de las parientes ocurrió el domingo anterior, a eso de las 8:30 de la noche, al momento que varios vecinos daban aviso a la Policía que en una calle oscura y a la orilla de la vía estaban tirados los cuerpos de dos personas metidas en sacos.
Las mujeres fueron asesinadas con indescriptible brutalidad, saña y crueldad, características permanentes de ese tipo hechos sangrientos, según algunas autoridades policiales y forenses.
Ambas vestían ropas deportivas, porque minutos antes de ser asesinadas habían jugado un partido de fútbol, pasión que compartían las dos malogradas mujeres.
Los cadáveres estaban metidos en dos sacos y de uno de los envoltorios se lograba apreciar la mitad del cuerpo salido de una de las víctimas. Del otro costal solo se apreciaban las manchas de sangre.
En la escena del crimen, las autoridades policiales y forenses informaron que las parientes, tras ser raptadas por sus homicidas, habrían sido llevadas a una cercana guarida de pandilleros, lugar donde fueron torturadas porque que ambas presentaban serias lesiones en sus rostros y otras partes del cuerpo.
Finalmente las mujeres fueron asesinadas por estrangulamiento, porque en sus cuellos les hicieron unos torniquetes, con unas cuerdas y palos.
Hasta el momento se desconocen mayores detalles sobre quiénes habrían participado en la acción criminal, pero todo indica que las mujeres fueron ultimadas por pandilleros de la Mara Salvatrucha que opera en la colonia La Era y sus alrededores.
Las mujeres en vida residían en la colonia La Trinidad, cercana a la conflictiva colonia Estados Unidos, donde controla la mara 18 y aparentemente los pobladores de esas dos últimas colonias tienen prohibido irse a meter a territorio donde controla la Mara Salvatrucha-13 y viceversa.
De acuerdo a los investigadores, el haber ingresado a ese territorio pandilleril fue la sentencia de muerte de las dos mujeres estranguladas.