El Papa Francisco pronunció una misa el domingo para la minúscula comunidad católica del Azerbaiyán musulmán chií, en la que llamó al «pequeño y precioso rebaño» a mantener la fe y rindió tributo a aquellos perseguidos durante la era soviética.
El país rico en petróleo y gas de alrededor de 9 millones de habitantes y fronterizo con Rusia, Irán y Turquía cuenta con sólo unos 700 católicos, según cifras del Vaticano.
Muchos de ellos son extranjeros, incluyendo a personal de embajadas, a trabajadores de casas particulares y de algunas industrias del petróleo y gas.
De hecho, la misa del domingo, que fue oficiada en su mayor parte en inglés, se sintió más como un servicio en un suburbio estadounidense de clase acomodada y multiétnica que como una liturgia en el Mar Caspio.
«Ustedes son un pequeño rebaño que es tan precioso a los ojos de Dios», comentó a la congregación en la homilía. «Valentía. Sigan adelante sin miedo», agregó el Sumo Pontífice, que también los elogió por ser una vibrante «comunidad en la periferia».
Francisco, que llegó a Bakú desde la vecina Georgia y volverá a Roma el domingo por la noche, también rindió homenaje a los cristianos que fueron perseguidos por los comunistas en la era soviética.