Un ganglión, también conocido como «quiste ganglionar», es un abultamiento que se forma en una articulación o en un tendón. Los más pequeños tienen el tamaño de un guisante y los más grandes llegan a medir unos 2,5 centímetros.
Por lo general, un ganglión es redondo y ovalado. Está lleno de un líquido gelatinoso, el mismo que emplea el organismo para reducir la fricción que se produce al mover las articulaciones y ciertos tendones.
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En algunas ocasiones, un ganglión puede ser doloroso si está ubicado cerca de un nervio. Si molesta, será necesario drenarlo o extirparlo. Sin embargo, este tipo de quistes son benignos; es decir que no son cancerosos. Muchas veces desaparecen de forma espontánea.
En la mayoría de los casos, un ganglión forma un abultamiento o nódulo que es perceptible al tacto. Se siente como un pequeño bulto que está bajo la piel. Si es muy pequeño, lo más probable es que pase desapercibido.
Lo más habitual es que aparezcan en la muñeca, en el dorso de la mano, los dedos o el empeine. También es posible que se presente en la rodilla, el hombro, la espalda o alguna otra zona del cuerpo. Lo más común es que no provoquen ningún síntoma.
Causas y factores de riesgo
La ciencia no conoce la causa específica que provoca la aparición de un ganglión. Se cree que aparece cuando se sale de lugar el tejido que rodea un tendón o una articulación. Se ha encontrado una relación entre estos quistes y el uso continuado de las articulaciones y tendones.
Asimismo, hay gangliones que salen después de haber sufrido un golpe. Son más frecuentes entre los gimnastas, ya que hacen esfuerzos repetidos sobre la muñeca. Los quistes que se desarrollan en la articulación extrema de un dedo suelen estar relacionados con casos de artritis.
El diagnóstico de un ganglión es sencillo. Lo habitual es que solo se requiere de una exploración física y una entrevista básica para determinar su presencia, en tanto la mayoría de las veces se puede apreciar a simple vista.
Es posible que el médico haga presión sobre el abultamiento para comprobar si provoca dolor o no. A veces ilumina la zona con un haz de luz con el objetivo de observar si el quiste es sólido o está lleno de líquido.
Pruebas de diagnóstico de un ganglión
Si existe alguna duda o se quiere precisar el diagnóstico, a veces se ordenan pruebas como radiografías, ecografías o resonancias magnéticas. Estas permiten detectar quistes ocultos y también ayudan a descartar otras posibles afecciones.
Muchas veces el diagnóstico se confirma mediante un procedimiento llamado aspiración. Consiste en extraer el líquido del quiste mediante una jeringa con aguja. El contenido de un ganglión es una sustancia espesa y transparente.
Un ganglión no es un problema de salud grave y no hay por qué alarmarse. Sin embargo, es muy importante que sea el médico quien haga el diagnóstico. Siempre que aparezca algún abultamiento es necesario consultar con un facultativo.
Ninguno de los tratamientos garantiza que el quiste ganglionar no retorne. Si bien la cirugía suele ser muy eficaz en estos casos, también es posible que vuelva a formarse un ganglión en la misma zona o en otra parte del cuerpo.