El mercado de los smartphones avanza a un ritmo tan vertiginoso que mantenerse siempre en primera línea es complicado, y para continuar avanzando hay que tomar determinadas decisiones que pueden o no comprenderse, pero que son necesarias. El último caso que tenemos entre manos es el de LG con su LG G6, y el haber optado por el Snapdragon 821 en detrimento de un 835 que parece coto privado de Samsung, al menos en el inicio de su periplo.
Con 60 millones de terminales vendidos en el último año, el otrora gigante de los móviles ya no figura ni en el Top 5 a nivel mundial. LG debe hacer algo y si en años anteriores la competencia fue feroz, el Samsung Galaxy S8 puede representar el rival más duro a batir que ha tenido los también surcoreanos en los últimos años. Sobre todo ahora que el G6 debe hacer olvidar a un G5 decepcionante en cuanto a ventas. Y en la mente de muchos usuarios, también decepcionante en cuanto a diseño.
Si el ajedrez ya es un juego difícil, imagina sentarte a jugar una partida y comprobar que no cuentas con los caballos, o con los alfiles. Imagina un partido de fútbol que ya pierdes desde el pitido del árbitro. Eso es lo que ocurre cuando hablamos de la disputa por hacerse con un procesador que tu competidor fabrica para la marca que te lo ha de vender.
El Samsung Galaxy S8 llegará con el Snapdragon 835 casi en exclusiva, pues aunque contará también con la versión Exynos que comercializará en distintos mercados, los surcoreanos acapararán prácticamente el 100% de la producción del chip en sus primeras semanas. Eso, que nunca sabremos si está o no en el contrato de fabricación que firmó con Qualcomm, desnivela cualquier posible competición desde el primer momento.
LG contaba por tanto con un par movimientos, pues saltar a MediaTek no es en estos momentos una posibilidad, ni por potencia de los propios chips ni tan siquiera por el calendario de fabricaciones. A día de hoy seguimos esperando el prometido Helio X30 que debe tomar el cielo por asalto. Así pues, ante sí LG sólo tenía a Qualcomm y a sus procesadores líderes del catálogo. LG podía esperar o elegir una generación anterior, y eligió la generación anterior.
Elegir el modelo de Qualcomm de 2016 puede verse como un gesto de debilidad de LG en las negociaciones con Qualcomm. Si Samsung tiene la posición de fuerza y se queda con el nuevo chip para si, LG es por tanto el perdedor sobre el papel. Pero en este caso llegar antes es importante, más de lo que parece, si el G6 quiere tener alguna posibilidad de aumentar las ventas para su amo. El Galaxy S8 se perfila como una apisonadora que será difícil frenar, y la propia Samsung confía en romper sus propios récords de venta.
Las opciones eran, pues, esperar y competir en potencia y "fuerza" con Samsung, pero llegar después del S8, o realizar una pequeña concesión en cuanto a potencia bruta y anticiparse a la llegada del modelo de tu competencia. LG ha optado por lo segundo, y yo creo que es un movimiento acertado. Lejos de los círculos geeks nadie sabe qué es "un Snapdragon", pero tendrán el G6 a la venta antes que el S8, y posiblemente sea más barato. Porque recordemos, elegir un chip antiguo también abarata los costes.
Fuentea; Xataka