Veintiséis personas fueron detenidas el sábado en Turquía, según autoridades, tras un ataque con coche bomba la noche anterior que mató a dos personas en el sureste del país.
La bomba explotó cerca de las residencias de jueces y fiscales en Viransehir, una localidad de mayoría curda en la provincia de Sanliurfa, que hace frontera con Siria. Las imágenes del lugar mostraban un edificio muy dañado y autos destrozados.
La explosión mató al hijo de 11 años de un secretario judicial y a un guardia del vecindario de 27 años, dijo el ministro del Interior, Suleyman Soylu, en una rueda de prensa en el tribunal de la ciudad.
Once personas seguían hospitalizadas, incluida la esposa del fiscal, dijo el ministro. Dos estaban en estado crítico.
La oficina del gobernador anunció la detención de 26 personas, incluido el propietario de la camioneta utilizada, que se estaba llena de explosivos y se estacionó cerca del complejo residencial del gobierno.
El gobernador, Gungor Azim Tuna, atribuyó el ataque al ilegalizado Partido de los Trabajadores del Curdistán, o PKK, en declaraciones a la agencia estatal de noticias Anadolu.
Turquía ha sufrido una serie de ataques violentos desde el verano de 2015, atribuidos al grupo extremista Estado Islámico o a milicianos curdos. Más de 550 personas han muerto en estos atentados.
El PKK ha atacado a agentes de seguridad y edificios oficiales con coches bomba desde el colapso del alto el fuego en 2015. Turquía y sus aliados occidentales consideran al grupo como una organización terrorista.
Al menos 2.571 personas han muerto en combates desde entonces, según la organización sin fines de lucro Crisis Group. La cifra incluye civiles, miembros de las fuerzas de seguridad, milicianos curdos y jóvenes de afiliación desconocida.