El oficialista Lenín Moreno y el exbanquero Guillermo Lasso disputarán una segunda vuelta para dirimir quién sucederá al presidente Rafael Correa, de acuerdo con un anuncio emitido el miércoles por el organismo electoral.
"Puedo informar al país que el próximo domingo 2 de abril … se efectuará la segunda vuelta electoral entre Moreno y Lasso", afirmó Juan Pablo Pozo, presidente del Consejo Nacional Electoral, en rueda de prensa. "Nuestras actuaciones jamás serán el resultado de presiones, condicionamientos y tampoco de violencia".
Al momento del anuncio se había escrutado el 99,45% de los votos de las elecciones del domingo, de los cuales Moreno sumó 39,35% y se acreditó el primer lugar, seguido de Lasso con 28,11%. Hubo ocho candidatos en total.
Para que un aspirante gane en primera vuelta en Ecuador debe obtener más del 50% de los sufragios o un 40% más 10 puntos de diferencia con su rival más inmediato.
La incertidumbre causada por el lento conteo del organismo electoral desencadenó una serie de protestas pacíficas, principalmente en Quito y Guayaquil, no solo de los seguidores de Lasso, sino de ciudadanos en general preocupados por la defensa de la democracia.
Aunque el anuncio oficial de los resultados presidenciales se realizó el miércoles en la noche, horas antes el mandatario Rafael Correa había admitido que "nos quedamos a medio punto de ganar en una sola vuelta" y se mostró confiado en la victoria en la segunda ronda electoral.
En conferencia de prensa, Correa consideró que, en todos los escenarios, el candidato "más fácil de derrotar" es Lasso, a quien describió como un postulante sin carisma, sin propuestas populares y representante de una minoría con poder económico.
Sin embargo, el mandatario no descartó que Lasso pueda ganar. "Así es la democracia", expresó, y de triunfar el aspirante opositor, planteó condiciones para reunirse con él.
"Depende de la ética y el comportamiento del candidato", señaló.
Luego aseveró que después de que deje el poder el 24 de mayo se retirará de la política activa y se irá a vivir a Bélgica, de donde es oriunda su esposa Anne Malherbe.
Sin embargo, advirtió que disminuirá su alejamiento si gana la oposición.
"Tampoco permitiré que destrocen todo lo alcanzado; tendré que estar donde me exija la historia", afirmó. En ese caso, dijo probablemente regresaría más rápido y "en un año podríamos vernos de nuevo aquí, así que la mejor manera de tenerme lejos es que se porten bien. Si se portan mal, me les presento (como candidato) y les vuelvo a derrotar".
Dijo también que deja un país reactivado y con suficiente liquidez para que el próximo gobernante pueda operar sin problemas.