La Paz despertó el martes con un estruendo de petardos en el último día de carnaval dedicado a ofrendar y agradecer a la Pachamama (Madre Tierra), una celebración de raíz andina arraigada en el occidente de Bolivia.
El ritual consiste en rociar alcohol y vino —así como confites y pétalos— sobre la casa, el negocio, el terreno e incluso el auto. Todos han sido adornados con serpentinas de colores para agradecer a la Pachamama.
Asimismo, los creyentes queman en una pequeña hoguera ofrendas a la deidad para pedirle por buenos augurios en el año. "Es un acto de reciprocidad con la Pachamama que practicaban pueblos prehispánicos y se origina en el campo, donde se agradece por los frutos que da la tierra y se pide por buenas cosechas.
Las migraciones afincaron la costumbre en las ciudades donde se denomina martes de cha'lla (rociar en aymara)", según el antropólogo Milton Eyzaguirre.
El martes de cha'lla puso fin a cuatro días de carnaval con dos celebraciones importantes en las dos regiones geográficas del país: la entrada folclórica de Oruro (occidente andino) el sábado, en la que participaron más de 15.000 bailarines y músicos, y el corso de reinas y carruajes en Santa Cruz en el oriente.
Un balance preliminar de la policía indicó el martes una menor incidencia de casos policiales en relación al año pasado.