PARÍS (AP) — Quien en su día fuera el fugitivo más buscado del mundo, el terrorista apodado Carlos "el Chacal" compareció el lunes ante una corte francesa por un atentado contra un centro comercial de París en 1974, un juicio que las familias de las víctimas esperaban desde hace décadas.
Ilich Ramírez Sánchez está acusado de lanzar una granada de mano desde un restaurante contra una galería comercial en el barrio latino de la capital francesa. Dos personas murieron y decenas resultaron heridas en el popular Drugstore Publicis.
Ramírez Sánchez, que ahora tiene 67 años, cumple cadena perpetua en Francia por una serie de asesinatos y ataques perpetrados u organizados en el país.
Al inicio de la audiencia el lunes, Ramírez Sánchez denunció todo el proceso como "una grotesca manipulación de la justicia" 42 años después del ataque. También ha negado haber estar involucrado en ese incidente y se ha declarado inocente.
Cuando se le pidió enunciar su profesión, contestó: "revolucionario profesional" y dijo que "me va muy bien" en la cárcel, donde ha estado más de 20 años.
Si se le declara culpable, se le podría imponer una tercera condena a cadena perpetua. Este es probablemente el último caso sobre su pasado que llega a los tribunales.
Cuando los policías llegaron, encontraron un centro comercial con todas las ventanas destrozadas, múltiples manchas de sangre y un agujero en la losa de mármol de la planta baja donde cayó la granada. Los dos hombres que murieron fueron alcanzados por metralla que les perforaron órganos vitales y les causaron hemorragias internas, según los documentos judiciales.
Ramírez Sánchez ha negado su participación en el atentado. Su abogada y novia de hace mucho tiempo, Isabelle Coutant-Peyre, afirma que ninguno de los testigos del restaurante Drugstore Publicis describió a un hombre que se asemejara a su novio y que todo el caso fue inventado.
El caso se demoró en llegar a los tribunales porque en un primer momento se cerró por falta de pruebas. Más tarde, tras la detención y encarcelamiento de Carlos en Francia, el proceso se reabrió.
Sus abogados han objetado desde hace tiempo que se realice este proceso judicial, bajo el argumento que el ataque ocurrió hace mucho tiempo y que no cambiará nada para Carlos, quien ya pasará el resto de sus días tras las rejas.
"¿Qué necesidad hay de realizar este juicio?", preguntó Coutant-Peyre, quien se casó con Carlos en el 2001. "Es un juicio inútil".