Los enfermos de cáncer a menudo se preguntan "¿por qué a mí?". ¿Sus tumores vienen de familia? ¿Hicieron lo suficiente para evitar aquellos riesgos como fumar, exponerse demasiado al sol o tener una dieta perjudicial?
El estilo de vida y la genética son considerados los factores principales, pero una reciente investigación deja entrever que la casualidad juega un papel mayor de lo que la gente cree: las células sanas cometen errores de manera natural cuando se multiplican y esas fallas inevitables en el ADN pueden derivar en células portadoras de mutaciones genéticas propensas al cáncer.
¿En qué proporción? Aproximadamente dos tercios de las mutaciones que ocurren en las diversas formas de cáncer obedecen a esos errores casuales de copiado, dijeron investigadores de la Universidad Johns Hopkins en un estudio difundido el jueves en la publicación Science.
¡Pero momento! Eso no significa que la mayoría de casos de cáncer se deban sólo a un capricho de la "mala suerte". Se necesitan múltiples mutaciones para convertir células en tumores, y muchos tipos de cáncer son evitables si la persona adopta las medidas preventivas comprobadas, subrayó el equipo de la universidad.
El trabajo difundido el jueves constituye una proyección basada en un modelo matemático que con seguridad suscitará gran controversia entre los científicos que afirman que esos errores inevitables de la naturaleza juegan un papel mucho menor.
Sin embargo, sea cual sea la cifra definitiva, la investigación ofrece un vistazo a la manera como el cáncer se origina.
Y la investigación debería ayudar a aclarar la pregunta "¿por qué a mí?" de las personas que han "hecho todo lo que sabemos que podemos hacer para impedir el cáncer, pero que les dio de todos modos", señaló el doctor Bert Vogelstein, precursor en la genética del cáncer que fue coautor del estudio.
"Esas personas deben entender que estos tipos de cáncer les habría dado no importa qué hubieran hecho", apuntó.
Las personas pueden heredar algunas mutaciones, fallas en los genes BRCA de triste fama porque derivan en cánceres agresivos de mama y de ovario en ciertas familias.
Lo más común son los daños causados por lo que los científicos llaman factores ambientales, que atacan el ADN desde el mundo exterior, al igual que el estilo de vida.
Existe una lista larga de riesgos: el humo del cigarro, la luz ultravioleta del sol, otras formas de radiación, ciertas hormonas o virus, una dieta nada saludable, la obesidad y falta de ejercicio.
Después vienen esos errores casuales de copiado de las células, lo que Vogelstein llama tasa inicial de mutaciones genéticas que sucederán al margen de la vida sana que lleven las personas.
Cada vez que se copia el ADN, ocurren unas tres mutaciones azarosas, dice Vogelstein.
Todos llevamos esta clase de mutaciones, y la mayoría no nos daña porque están en genes que no tienen nada que ver con el cáncer, porque los mecanismos de defensa del cuerpo detecta y arregla el daño, dijo el doctor Otis Brawley, de la Sociedad Estadounidenses para el Cáncer, quien no participó en el nuevo estudio.
Pero a veces los errores ocurren en el lugar incorrecto y dañan genes que pueden provocar crecimientos cancerosos o genes que ayudan a la célula a detectar y corregir errores. Entonces la célula dañada logra sobrevivir y replicarse, lo que permite que importantes mutaciones se acumulen con el tiempo.
Esa es una de las razones por las que el riesgo de cáncer aumenta con la edad.