Muchos estaban desprevenidos cuando los ríos se desbordaron y devastaron todo a su paso por las calles de esta pequeña ciudad del sur de Colombia. Una tragedia que no a todos sorprendió.
Instituciones oficiales, expertos en uso de suelos y organizaciones ambientales advirtieron por años que la ciudad de Mocoa podría sufrir el desbordamiento de ríos. Muchos de quienes vivían en zonas vulnerables estaban conscientes de los riesgos, aunque no hicieron caso. Y la ciudad continuó extendiéndose hacia el oeste, en terrenos inundables.
"Desafortunadamente en Colombia no tenemos una buena evaluación de los riesgos o buenas políticas de uso del suelo que prohíba a la gente establecerse en áreas como esta", dijo Marcela Quintero, una investigadora del Centro Internacional de Agricultura Tropical, una de las organizaciones que encendió las alarmas sobre la deforestación que ocurría en la zona.
Mocoa era más vulnerable por su ubicación: se encuentra en la confluencia de algunos ríos en la región subtropical del Amazonas en el sur de Colombia. Los peligros se han incrementado por la tala de árboles en terrenos que son usados para la cría de ganado y la agricultura, lo cual ha provocado que no tenga una barrera que la proteja de inundaciones y derrumbes. Luego vino la llegada de nuevos habitantes, muchos de los cuales huían de la violencia derivada del conflicto armado entre el gobierno y la guerrilla.
Y cuando en unas pocas horas -entre la noche del viernes y la madrugada del sábado- llovió la misma cantidad de agua que en un mes, el desastre que varios anticipaban se presentó.
Los muertos ya superan los tres centenares, según las últimas cifras del Instituto de Medicina Legal, que realiza las autopsias: 301 personas fallecieron, de las cuales ya se identificaron 173. Según el último parte de la Unidad Nacional de Riesgo, otras 392 siguen heridas.
"A esta mañana 467 personas han reportado familiares como desaparecidos, de ellas ya se logró ubicar a 153 de las cuales 119 con vida", agregó Santos al agradecer el apoyo de la comunidad internacional y una donación de 7 millones de dólares de los Emiratos Árabes.