La justicia británica dio permiso este martes a los médicos para desconectar, contra la voluntad de los padres, el soporte vital a un bebé de 8 meses que sufre una rara enfermedad genética.
La decisión de la Alta Corte fue recibida con gritos de "¡no!" por la familia de Charlie Gard, que pretendía llevar al bebé a Estados Unidos para una tratamiento que está siendo probado.
Sin embargo, los médicos del Hospital Great Ormond Street de Londres consideran que es hora de que el niño, que sufre daños cerebrales, reciba cuidados paliativos.
Los padres, dijo su abogada, Laura Hobey-Hamsher, están "destrozados" con el fallo judicial.
El juez Nicholas Francis dijo que tomó su decisión "con la mayor de las tristezas", pero con "la absoluta convicción" de estar haciendo lo mejor para el bebé, que merece "una muerte digna".
"Quiero dar las gracias a los padres de Charlie por su campaña valiente y digna en su nombre, pero, más que nada, rendir homenaje a su total dedicación a su maravilloso niño, desde el día en que nació", prosiguió el juez.
Durante el juicio, una doctora explicó que el niño ya no oye ni se mueve, y que está sufriendo innecesariamente.
Charlie tiene una forma de enfermedad mitocondrial que causa el debilitamiento progresivo de los músculos y daños cerebrales.
El caso ha despertado gran interés en el Reino Unido y sus padres, Chris Gard y Connie Yates, abrieron una colecta pública que alcanzó los 1,2 millones de libras (1,5 de dólares, 1,4 de euros) que necesitaban para llevar al niño a Estados Unidos, gracias a las donaciones de más de 80.000 personas.
No es la primera vez que un juez inglés autoriza a desconectar el soporte vital a un bebé contra la opinión de los padres. Ocurrió también en 2015, con una niña que sufrió daños cerebrales irreversibles al quedar sin oxígeno durante el parto, ocurrido en un coche.