Macron, como exponente del continuismo, y Le Pen, figura del antieuropeísmo, salen a ganar unas elecciones bajo la sombra de la abstención.
Más de 45 millones de franceses están llamados este domingo a votar en una elección presidencial trascendental e inédita, que marcará el rumbo de la Unión Europea (UE) sea bajo el mando del centrista-liberal Emmanuel Macron o de la ultraderechista Marine Le Pen, quienes temen por la abstención.
Macron parte como claro favorito pero el resultado estará determinado por el nivel de participación, tras el cierre de una campaña atípica y sacudida en la recta final por un ataque informático masivo al movimiento de centro En Marche!
Ya las urnas están abiertos en el país para la votación, que comenzó este sábado en los territorios franceses de ultramar y en los consulados galos en el continente americano.
Si cerca del 80 por ciento de los censados acuden a ejercer su derecho, como sucedió en la primera vuelta hace dos semanas, las encuestas auguran una holgada victoria por más de veinte puntos del europeísta Macron frente a la euroescéptica a Le Pen.
De consumarse la victoria, la UE conseguirá su mayor éxito reciente tras el varapalo del brexit y el incremento de las fuerzas xenófobas en el viejo continente.
La importancia de los sufragios, no solo para la UE sino para el mundo, se ha confirmado con la reciente declaración del expresidente estadounidense Barack Obama, quien mostró su apoyo a Macron.
En la segunda vuelta presidencial de este domingo, uno de los mayores focos de atención será la participación del electorado francés, que muestra desconfianza con los dos candidatos al Elíseo.
Macron encabezó la primera ronda el 23 de abril con un 24,1 por ciento de los votos, seguido de Le Pen que obtuvo el 21,30 ciento.
Las derrotas del líder de la izquierda antiliberal Jean-Luc Mélenchon y del conservador François Fillon dejaron un sabor amargo a sus votantes, algunos de los cuales rechazan tener que elegir "entre la peste y el cólera".
Es la primera vez en los últimos 60 años que ninguno de los dos grandes partidos tradicionales de izquierda y derecha tiene un candidato en la última ronda de la elección presidencial.