Los perros olfateando siempre nos recuerdan que, en lo tocante a la evolución, en ser humano no ha sido bendecido con un olfato excelente. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Science desmiente esta idea y señala que nuestro olfato es mucho mejor de lo que creemos, incluso mejor que el del perro en muchos aspectos.
John P. McGann, neurocientífico de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, es el autor principal de este estudio que matiza: si bien nuestro olfato es diferente al de otros mamíferos, tiene una sensibilidad diferente para distintas sustancias.
Olfato humano
Después de que el neurocirujano francés Paul Broca introdujera la noción de que el bulbo olfatorio (la región del cerebro que procesa la detección de los olores) en los humanos era más pequeño que en otros animales, empezó a formarse el mito de que nuestro olfato no era gran cosa frente al resto de mamíferos.
Sin embargo, según explica McGann, en términos absolutos el bulbo olfatorio humano es de hecho más grande en comparación con el de otros animales, y además el número absoluto de neuronas olfativas es consistente en todos los mamíferos. Según señala:
El sistema olfatorio humano es excelente, aunque depende de cómo lo midas. Por ejemplo, los perros pueden ser mejores que las personas a la hora de olfatear diferentes orinas en un árbol, pero los humanos pueden ser mejores que los perros a la hora de distinguir los aromas de un buen vino.
El olfato es el más fino de los sentidos que tenemos. Es 10.000 veces más intenso que el sentido del gusto. De hecho, hasta un 90 % de lo que percibimos como un sabor es en realidad un olor.
Aunque sabemos bastante bien cómo funcionan el ojo o lo oído, no sabemos tan bien cómo funciona la nariz, cuyo funcionamiento se basa en una serie de conjeturas. Así pues, no es tan insólito que ahora se publique un estudio que pone en entredicho la capacidad de olfatear. Y anteriormente, según las investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Vanderbilt, la gente puede detectar el olor de sus parientes de una forma sorprendentemente precisa.
Nuestra nariz es capaz de seguir una pista, si está dispuesta a olfatear el suelo cuando un pie desnudo o con calcetines ha pasado por allí hace poco tiempo. No solamente 19 niños de 24 fueron capaces de identificar a sus hermanos sólo por el olor de sus camisetas usadas, sino que 16 de 18 padres pudieron encontrar a sus hijos solamente por el olor.