LeBron James suele poner esmero en su forma de vestir, dentro y fuera de la cancha. Así, la prenda que eligió el martes no fue accidental.
Vistió una camiseta negra y sin mangas, con la imagen de un duende celta, verde y dorado, que lanza un golpe. Ello sólo podía tener un significado: Los Celtics son sus próximos adversarios.
James escribirá un nuevo pasaje en su rivalidad con la franquicia más exitosa en la historia de la NBA a partir del miércoles, cuando los Cavaliers de Cleveland abran la final de la Conferencia del Este en Boston.
Será la sexta vez que James enfrente a los Celtics en los playoffs. Frente a Boston, el astro ha vivido algunos episodios maravillosos y otros que preferiría olvidar.
Así, aunque la camiseta está relacionada con el “alma máter” de James _la secundaria St. Vincent-St. Mary de Akron_, fue también una referencia indudable a Boston, el equipo al que más ha enfrentado el destacado jugador en postemporada.
Hay que recordar otros argumentos que James ha esgrimido mediante su vestimenta. En junio pasado, regresó a casa desde California vistiendo una camiseta con la imagen del luchador “Ultimate Warrior”. Los Cavs habían derrotado a los Warriors de Golden State para poner fin a la sequía de títulos de Cleveland, que se extendía ya a medio siglo en cualquiera de los deportes más populares.
“Son un oponente muy bueno”, dijo James respecto de los Celtics, tras una práctica con la cual concluyó el largo periodo de descanso de los Cavs, que barrieron a los Raptors de Toronto. “Tenemos que definir un plan de juego para cada partido y para lo que ellos traigan a la cancha. Y tenemos que estar concentrados en los desafíos que enfrentamos en cada encuentro”.
Ningún equipo del Este suele llamar más la atención de James que los Celtics, quienes llegan a la final tras sobrevivir una serie de siete duelos frente a Washington.
Boston no avanzaba a estas instancias desde 2012.
James busca su séptimo viaje consecutivo a la final de la NBA (cuatro con Miami). Una racha similar sólo ha sido conseguida por Bill Russell y otros miembros de aquellos famosos Celtics de la década de 1960.
La última vez que el alero estelar fue eliminado antes de la final de la NBA fue en 2010, ante los Celtics, que se impusieron en seis juegos de la semifinal de conferencia.
Tras aquella derrota y mientras se dirigía al vestuario, James se arrancó la camiseta de los Cavs. Dos meses después, conmocionó a Cleveland, al anunciar que se mudaba a Miami.
Ganó dos títulos con el Heat, pero el hijo pródigo regresó y dio a Cleveland la ansiada coronación. Ahora busca otro bicampeonato, ante unos enemigos conocidos.