Kevin Strickland, un estadounidense procedente de Kansas City (Misuri), pasó 43 años encarcelado por un triple asesinato ocurrido en abril de 1978 y en el que nunca tuvo nada que ver, informan medios locales. Los fiscales admitieron su error este lunes, luego de que otros dos hombres se declararan culpables de ese crimen en noviembre pasado, precisando que el condenado no estaba con ellos en el momento del crimen.
Ahora la Fiscalía reconoce que el recluso no cometió el delito imputado y debe ser exonerado. «Es importante reconocer cuando el sistema ha hecho mal a alguien. Y lo que hicimos en este caso fue incorrecto«, admitió Jean Peters Baker, fiscal del condado de Jackson, quien reexaminó las circunstancias del homicidio.
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Hasta el momento, el reo erróneamente condenado no ha sido liberado. Strickland solo podrá salir de prisión una vez que la Corte Suprema de Misuri falle a su favor, tras revisar su caso.
La testigo que rectificó sus declaraciones sobre el asesinato
El 25 de abril de 1978, cuatro desconocidos irrumpieron en una casa en Kansas City y asesinaron a tres individuos. También dispararon contra Cynthia Douglas, quien sobrevivió al ataque y pudo luego identificar a dos de los atacantes. Señaló entonces también a Strickland, de 18 años en aquel entonces, cuando la Policía le habló de él.
El presunto criminal fue condenado a cadena perpetua sin derecho a solicitar libertad condicional por al menos 50 años. Tiempo después, en 2009, la propia Douglas se dirigió a una organización que lucha contra las sentencias erróneas y buscó rectificar sus declaraciones. «Yo era la única testigo y las cosas no estaban claras entonces, pero ahora sé más y me gustaría ayudar a esta persona, si puedo», escribió en un correo electrónico.
A pesar de que la mujer murió en 2015, el caso fue reportado por The Kansas City Star en septiembre pasado, lo que luego determinó una revisión del asesinato por parte de la Fiscalía. Así, la misiva de la testigo fue calificada como una «verdadera retractación«. Además, se descubrió que las huellas dactilares en el arma homicida no pertenecían a Strickland, aunque anteriormente se consideró que el convicto sí llevaba armamento, detalla New York Post.
De otra parte, un tercer sospechoso en el caso, que nunca fue acusado, afirmó que el inculpado no estuvo presente durante la matanza. Por su parte, Strickland, ahora de 62 años, nunca admitió culpabilidad e insistió siempre en su inocencia.