Por cuarta ocasión en dos años, Cleveland esquivó la eliminación en la final de la NBA al ganar justo cuando parecía que su temporada había terminado.
El viernes por la noche, los Cavs se inspiraron en los comentarios de Draymond Green, el locuaz jugador de Golden State, y ofrecieron su mejor juego de la temporada. Batieron récords al anotar una suma increíble puntos para una victoria 137-116 que impidió que los Warriors coronasen una postemporada inmaculado.
Abajo 3-1, Cleveland obligó la disputa de un quinto partido el lunes.
Mientras muchos equipos prefieren no vivir al límite, los Cavaliers parecen crecerse en esas circunstancias. Son el único equipo que ha remontado un déficit de 3-1 en una serie por el campeonato, así que hay que tener cuidado con LeBron James y el resto de sus compañeros.
“No me gusta”, dijo James luego de superar a Magic Johnson en el libro de récords con su noveno triple-doble en una serie final. “Provoca mucho estrés, estoy estresado. Hacer esto cada año. Pero al final de cuentas somos un grupo tenaz”.
Los Cavs siguen vivos y tienen la oportunidad de hacer lo que ningún equipo de la NBA ha logrado en los playoffs: darle la vuelta a un déficit de 3-0 y llevarse el trofeo Larry O’Brien a casa.
Se trata de algo que se ha concretado en otras ligas profesionales. Los Medias Rojas de Boston se recuperaron en la serie de campeonato de la Liga Americana de 2004 ante los Yanquis de Nueva York, encaminándose a su primer título de la Serie Mundial desde 1918 al vencer a los Cardenales de San Luis en la Serie Mundial del béisbol de Grandes Ligas.
Pero en las 126 ocasiones que en la NBA un equipo ha estado abajo 3-0, ninguno ha podido recuperarse. Nadie lo ha conseguido. Probablemente estos perseverantes Cavs puedan lograrlo.
“Somos un equipo fuerte, resistente”, señaló Kevin Love, quien embocó seis de los ocho intentos de triple que tomó para acabar con 23 puntos el viernes. “Ya hemos estado en esta situación. Cada año es distinto, cada serie de postemporada, cada partido. Un cuarto o una posesión es importante para nosotros, porque eso puede mejorar o romper al equipo”.
Los Cavs tienen la clase de temple que puede contra cualquier adversidad. En estos últimos tres años, desde que James regresó de Miami, el equipo ha sabido salir a flote pese a lesiones, un escrutinio constante, drama y hasta un cambio de entrenador a la mitad de la temporada.
No parece haber nada que los sacuda, así que no debió causar sorpresa que cuando estuvieron a punto de ser barridos por Golden State, equipo al que James se refirió como un “monstruo” antes de que comenzaran esta serie, Cleveland no se arredró.
Kyrie Irving coló siete de los 24 triples de Cleveland y fue el máximo anotador con 40 puntos, en el partido donde los Cavs acabaron con la racha de 15 victorias en postemporada de Golden State.
“Cada partido es de vida o muerte y nosotros sabemos y entendemos eso. Estamos listos para vivir”, dijo Irving.
El jueves, Green, cuya suspensión por propinar una patada a James en la ingle en el quinto partido propició el vuelco de la serie a favor de Cleveland, dijo que quería celebrar la conquista del título en la cancha de Cleveland por segunda vez en tres años.
Irving reconoció que los Cavs se sintieron ofendidos por esos comentarios y se inspiraron en los mismos.
Lo cierto es que Cleveland está en una situación a la que están familiarizados, abajo 3-1. Pero James no cree que sus Cavs prefieran estar en busca de la remontada.
“No”, replicó. “Nos tienen donde ellos nos querían. Al final del día, lo que queremos es intentar quedar en posición de jugar otro partido, lo hicimos y ojalá el lunes por la noche logremos hacerlo de nuevo para poder volver acá. Nuestra mente está en intentar ir allá y conseguir uno más”, dijo James.