Hoy nos vamos a detener en "ellas" y vamos a tratar de responder a la pregunta de qué clase de relaciones sexuales tienen con sus maridos, apoyándonos en lo expuesto por los expertos de ‘Cosmopolitan’. Ahí va:
El somnoliento
Está cansada, se acaba de despertar y quiere seguir durmiendo. Pero algo dentro de ella (más bien abajo) le pide sexo con su marido. Mira a la derecha y encuentra a un ser en calzoncillos roncando. Coge su mano y la desplaza hacia sus zonas erógenas hasta que la bandera suba. Porque sí, se muere de sueño, pero no puede irse con ese calentón al trabajo.
Si hay algo por lo que los solteros envidian a los casados es por su complicidad en la cama: saben perfectamente cómo hacer llegar al otro.
El programado
Muchas parejas no hacen el amor estando casadas o no. Los terapeutas sexuales recomiendan que se programe una o dos sesiones de sexo semanales. Como quien apunta la cita del dentista, estos seres programan un encuentro semanal. No hay que avergonzarse, pues es normal que pasados los años ya no surja el coito ocasional. Además, hay muchas mujeres que lo agradecen porque así pueden preparar su vagina para el encuentro.
El creador
“Me tengo que ir a hacer el amor a mi mujer” es una frase que seguro has oído alguna vez. La mayoría de las parejas que están buscando a tener hijo aprovechan los días que ella está fértil para copular y aumentar así las posibilidades de embarazo. No son coitos mejores ni peores, podríamos definirlos como funcionales.
El fantasioso
Los que llevan muchos años casados y se conocieron de jóvenes anhelan no haber cumplido sus fantasías. Hacer un trío, montárselo con una chica, hacer juegos de rol en la cama… Por ello, llega un momento en el que se dan cuenta de que no pueden abandonar al individuo con el que se han casado y deciden cumplir sus deseos con él. “Cariño, no me quiero morir sin haber hecho un trío“, dicen ellas, que luego negocian qué sexo tendrá el otro.
El sabadete
“Sábado sabadete, camisa nueva y polvete”, dice el dicho popular. Los casados que no lo hacen a diario saben que el fin de semana aumentan las posibilidades de practicar sexo con supareja. La siesta del sábado suele ser la más aclamada, aunque la noche del mismo día también puede haber fiesta. Salen, cenan, beben, están relajados y es ahí cuando la pasión se desata.
El cocinillas
Esta relación sexual surge sobre todo en personas recién casadas. El otro está cocinando, con el delantal… y, claro, es muy tentador emular la muy conocida escena ‘El cartero siempre llama dos veces’ en la que los protagonistas acaban haciéndolo encima de la mesa. El calentón llega de pronto. Ellas se vuelven locas al ver a un hombre cocinando para ellas.
El lencero
Cuando una mujer quiere sexo sí o sí, normalmente se pone sexy, esto es, utiliza lencería sujerente. Se presenta delante de su pareja y le muestra todas sus dotes. En ese momento ella se olvida de todo lo demás, los niños, la casa, el trabajo y hace que él también se olvide. Solo quiere disfrutar de una buena sesión de sexo con su marido.
La mayoría de las parejas que están buscando tener un hijo aprovechan los días que ella está fértil para aumentar así las posibilidades de embarazo.
El seguro
Si hay algo por lo que los solteros envidian a los casados es por su complicidad en la cama. Se conocen hasta límites insospechados, y saben perfectamente cómo hacer al otro llegar. Cada mujer es un mundo, pero su marido es consciente de la tecla que tiene que apretar para que ella alcance el orgasmo. Seguro, seguro.
El romántico
El coito romántico es aquel que experimentan las mujeres (y hombres) cuando de pronto lo están haciendo y miran a los ojos de su pareja. Un escalofrío les invade por dentro, aumentando la conexión emocional entre los dos. Es el momento en el que ellas piensan “oh, sí, me he casado con el hombre de mi vida”. (Tomado de El Confidencial.com)