Brasileños fueron enviados como “esclavos” a Iglesia de EE.UU.

SPINDALE, Carolina del Norte, EE.UU. (AP) — Cuando André Oliveira respondió al llamado para dejar su congregación en Brasil vinculada con la Word of Faith Fellowship (Hermandad Palabra de Fe) y mudarse a la matriz de la Iglesia en Carolina del Norte a los 18 años, los líderes de esta le quitaron su pasaporte y dinero para mantenerlos seguros, según le dijeron.

 

Atrapado en el extranjero, fue obligado a trabajar 15 horas diarias, usualmente sin paga, primero limpiando bodegas para la hermética iglesia evangélica y luego en negocios propiedad de altos ministros, señaló. Cualquier quebranto de las reglas podía causar la ira de los líderes de la Iglesia, señaló, y derivar en golpizas o la humillación pública desde el púlpito.

“Fuimos traídos de contrabando. Sabían lo que hacían. Necesitaban mano de obra y nosotros éramos mano de obra barata… más bien, mano de obra gratuita”, afirmó Oliveira.

Una investigación de The Associated Press halló que la Word of Faith Fellowship utilizaba las dos ramas que la Iglesia tenía en el país más grande de Latinoamérica para canalizar un flujo constante de trabajadores jóvenes que llegaban con visas de turista y estudiante a sus instalaciones de 14 hectáreas (35 acres) en el pueblo de Spindale, ubicado en un área rural.

Bajo la ley estadounidense, los visitantes con visas de turista no pueden realizar trabajos por los que la gente normalmente sería compensada. Aquellos con visas de estudiante pueden trabajar un poco, bajo circunstancias que no se cumplían en la Word of Faith Fellowship, halló la AP.

En al menos una ocasión, los exfeligreses alertaron a las autoridades. En 2014, tres exmiembros le dijeron a una vicefiscal federal que los brasileños eran forzados a trabajar sin sueldo, según una grabación obtenida por la AP.

“¿Y golpean a los brasileños?”, preguntó Jill Rose, ahora fiscal en Charlotte.

“Definitivamente”, respondió uno de los exfeligreses. Los ministros “casi siempre los traen acá para que trabajen gratis”, dijo otro.

Aunque se escucha a Rose prometer que investigaría, los exmiembros dijeron que nunca respondió cuando reiteradamente intentaron contactarla en los meses que siguieron a la reunión.

Rose se negó a hacer comentarios a la AP, bajo el argumento de que hay una investigación en curso.

Oliveira, quien huyó el año pasado de la Iglesia, es uno de 16 brasileños exfeligreses que le dijeron a la AP que fueron forzados a trabajar, con frecuencia sin sueldo, y agredidos física y verbalmente. La agencia noticiosa también revisó varios reportes policiales y quejas formales presentadas en Brasil relacionados con las duras condiciones impuestas en la Iglesia.

“Nos tenían como esclavos”, dijo Oliveira entre pausas para secarse las lágrimas. “Éramos prescindibles. No significábamos nada para ellos. Nada. ¿Cómo le puedes hacer eso a la gente: decirles que los amas y luego golpearlos en nombre de Dios?”.

Con frecuencia, los brasileños hablaban poco inglés cuando llegaban, y a muchos les confiscaron sus pasaportes.

Muchos varones trabajaban como albañiles; las mujeres como niñeras y en la escuela primaria y secundaria de la Iglesia, dijeron los exmiembros. Una brasileña que solía ser feligresa le dijo a la AP que sólo tenía 12 años la primera vez que la pusieron a trabajar.