Madrid, 2 ago (EFE).- Científicos españoles descubrieron que una molécula completamente inocua es capaz de frenar la progresión del daño renal causado por la toxicidad de medicamentos contra el cáncer, el sida o infecciones graves, sin interferir en la efectividad de esos tratamientos.
La celastinina, el primer nefroprotector desarrollado en el mundo, podrá usarse ya en los primeros ensayos clínicos a partir del año que viene, según confían los doctores Alberto Tejedor y Alberto Lázaro, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que presentaron hoy los resultados de la investigación.
El fracaso renal agudo supone una detención brusca de la función de los riñones, que puede ser reversible en la fase inicial, pero puede progresar y acabar en diálisis si no se acaba con su causa.
Lo padecen entre un 3,5 % y un 7 % de pacientes que ingresan en un hospital y entre el 36 % y el 67 % de los enfermos críticos, lo que lleva consigo un alargamiento de las estancias de entre cuatro días y dos semanas, y aumenta la tasa de reingreso.
Hasta ahora, lo único para prevenir o contrarrestar los daños renales era hidratar mucho a los enfermos con el objetivo de que el medicamento tóxico circulase a mayor velocidad, explicó Tejedor.
Pero, una vez producido el daño, algo que ocurre en más del 40 % de los casos, los tratamientos que venían recibiendo los pacientes debían ser sustituidos por otros menos eficaces y más costosos para la sanidad pública, y llegaban incluso a tener que ser interrumpidos.
La celastinina no impide el inicio del fracaso renal agudo, que comienza cuando las células que reciben el medicamento tóxico lanzan "señales de muerte" a sus vecinas, que acaban muriendo; lo que hace, precisamente, es bloquear esa ruta de transmisión, con lo que se detiene la expansión del daño.
No es una molécula nueva, puesto que en los años 90 del siglo pasado ya se usaba en combinación con un antibiótico en trasplantes.
Ése fue el punto de partida para que el equipo español analizara los resultados obtenidos en distintos países en pacientes con trasplante cardiaco, pulmonar y renal.
Después de más de una década de trabajo, pudieron demostrar esa función protectora en más de un 80 % de los casos. El hospital ya realizó todos los ensayos preclínicos y publicó los resultados en las revistas internacionales Kidney International y Nephrology.