A pesar de los tiempos que corren, seguimos buscando soluciones milagrosas para casi cualquier cosa: cruzar los dedos, echar una moneda a una fuente y pedir un deseo o jugar a la lotería son algunas de ellas. En otras, aportamos algo más que chatarra de nuestro bolsillo y un inocente optimismo en cantidades industriales y nos lo curramos algo más. Es el caso de Charles Spence, un profesor de Oxford que afirma haber creado un menú que "refuerza el sistema inmunológico, calma los nervios, asienta el estómago e incluso combate el desfase horario.
El milagroso menú, que está siendo probado actualmente por la compañía aérea Monarch, incluye ingredientes como la echinacea, una hierba utilizada por la 'medicina' alternativa para el resfriado común o infecciones vaginales por hongos cuya eficacia no ha sido demostrada. También se puede degustar helado de regaliz, té verde relajante, tortitas de arroz de lavanda, barritas energéticas o snacks ricos en umami, considerado hoy como el quinto sabor.
Según explica el Telegraph, "los ingredientes fueron especialmente seleccionados para mejorar la felicidad, la relajación y el bienestar". Según el profesor Spence, quien ha ayudado al reconocido chef Heston Blumenthal a crear muchas de sus obras maestras gastronómicas, la echinacea y el regaliz negro "ayudan a reducir la tos y los resfriados". También afirma que el negro del helado de regaliz también contribuye al estado anímico de los pasajeros: "El color negro es contraintuitivo, ya que la mayoría de las personas asocian el helado con colores blancos o pálidos. Esto puede ayudar a distraer a los pasajeros de su estresante viaje, mientras que también les sorprende y juega con su nostalgia infantil". Lo cierto es que la ciencia no tiene evidencias de ninguna de las dos cosas.
Según Quo, Spence ha pensado en el té verde y las tortitas de arroz de lavanda para relajar a los pasajeros durante el despegue. A la lavanda se atribuyen propiedades tranquilizantes que contribuyen a la relajación y al sueño. Por otro lado, "el té tiene un alto contenido de polifenoles, lo que significa que está lleno de antioxidantes y puede ayudar a luchar contra el jet lag". Esta bebida será servida junto con una galleta crujiente de algas marinas con sabor a umami. Según Spence, "a consecuencia de la reducción de la presión de aire, el aire seco de la cabina y el ruido del motor se inhibe la percepción del sabor. Pero el umami es el único de los sabores que no se anula durante el vuelo, razón que lleva a muchos pasajeros a pedir zumo de tomate o un bloody mary".
Finalmente, justo antes de desembarcar, a los viajeros se les da una barrita energética de nueces recubierta de champiñón, umami y polvo de tomate para "reenergizar y despertar los sentidos a medida que llegan a su destino".