Dos osamentas de supuestos “mareros” fueron encontradas este domingo al interior de un módulo del Centro Penitenciario Nacional de Támara, Distrito Central, donde anteriormente guardaban prisión y mandaban a sus “anchas” miembros y cabecillas de la peligrosa pandilla “Mara Salvatrucha -13”.
Según un comunicado emitido por el Instituto Penitenciario Nacional (INP) el hallazgo se registró después de una serie de excavaciones en el citado módulo carcelario, donde “se encontraron las osamentas de dos víctimas” y “que de forma inmediata se coordinaron acciones con el Ministerio Público y Medicina Forense para realizar el levantamiento respectivo y realizar los análisis para determinar la identidad de las víctimas”.
Asimismo, el subdirector del INP, German McNeal, detalló que “el pasado 5 de agosto en ese mismo módulo se encontró la osamenta de otra víctima”, cuyos restos fueron levantados por personal de Medicina Forense, que también realiza los análisis correspondientes para establecer su identidad.
El funcionario estableció que el Instituto Nacional Penitenciario reitera su apoyo a las autoridades competentes para esclarecer las circunstancias en que ocurrieron los hechos, refirió La Tribuna.
El 13 de agosto pasado, diario LA TRIBUNA había informado sobre el hallazgo de ese “cementerio clandestino”, hecho por pandilleros dentro del Centro Penitenciario de Támara.
En la publicación se confirmó que las víctimas eran dos hombres con edades comprendidas entre los 30 y 45 años, según información científica preliminar del Centro de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Luego del escalofriante hallazgo también se confirmó que las dos víctimas masculinas habrían muerto por asfixia, al ser estrangulados, ya que no se encontraron daños en los esqueletos como orificios de balas u otra clase de armas utilizadas.
Según los análisis científicos, las víctimas posteriormente pudieron ser desmembradas por algunos rasgos recabados de los cadáveres, lo cual contrasta con la cantidad de bolsas y piezas esqueléticas que prácticamente tuvieron que armarse como “rompecabezas” por un equipo multidisciplinario de identificación humana.
Por su parte, las autoridades policiales investigan si los restos humanos pertenecen a miembros de las mismas pandillas y fueron ultimados por sus propios compañeros de rejas por haber “planchado” o por haber dado indicios de salirse de la misma.