Después de exitosos inventos como la silla de seis patas y las orejeras de hamburguesa, llega a nosotros una alberca con implementos muy especiales que evitarán que te ahogues.
No es la primera vez que el inventor Antonio Ibáñez de Alba asombra al mundo con sus creaciones. Este español ha trabajado para la NASA y hace algunos años creó un reactor magnético, árboles que apagan el fuego, autopistas submarinas, parches de insulina para diabéticos y uno de sus favoritos: las palmeras artificiales.
El entonces presidente de Libia, Gadafi, había contratado a Antonio para instalar 50 mil palmeras artificiales en el desierto africano y logró con esto reducir la temperatura de una zona en 10 grados y aumentar la humedad en un 30 por ciento. Este invento ya ha aparecido incluso en libros de texto escolares de España.
En esta ocasión, Antonio escuchó las plegarias de los que hemos estado a punto de ahogarnos en alguna piscina. Dice que en una ocasión él tuvo que sacar del agua a un amigo que estaba por ahogarse y en ese momento decidió usar su ingenio para evitar esas tragedias.
Primero, Antonio imaginó una alberca con suelo móvil y sensores que detectaran si un cuerpo se había quedado sin movimiento por mucho tiempo. Pero parecía algo complicado. Así que en lugar de pensar en la piscina, Antonio rediseñó el agua misma.
Así como el agua del mar Muerto tiene tanta sal que no te puedes hundir por su densidad, diseñó un tipo de agua que no tiene sal pero es igualmente densa para evitar que te vayas a fondo. El inventor dice haber usado solamente productos naturales.
Aunque no lo creamos, el agua sin sal de Antonio estará pronto a la venta. Él dice que:
Tiene una caducidad de entre dos y cinco años; se echa a la piscina en sólido, se pone la depuradora en circulación y a las 24 horas ya es una agua flotante. Además, mantener ese agua requiere el mismo trabajo y la misma atención que hasta ahora exige una piscina con agua normal.
Según La Guía del Varón, Antonio también diseñó un sello serigrafiado con tinta conductora asociada a un algoritmo que mide la cantidad de tiempo que se lleva debajo del agua. Este sello se puede aplicar fácilmente en la nuca y ser monitoreado desde una computadora.
El creador ahora se prepara con otros inventos que, según él, le permitirían abrir las aguas de una piscina, será el poder de Moisés al alcance de nuestras manos.