LA HABANA (AP) — Los inmuebles históricos pero generalmente deteriorados de La Habana y otras ciudades coloniales cubanas no resistieron los vientos ni las lluvias del huracán Irma, lo que causó que varios se vinieran abajo y causaran la muerte de siete personas.
Las autoridades dijeron el lunes que tres personas más fallecieron por la caída de objetos o por ahogamiento, elevando a 10 los fallecimientos en Cuba, mientras que se han contabilizado 24 decesos en otras partes del Caribe. La cifra de muertos en Cuba es una de las más altas desde la de 16 por el huracán Dennis en 2005.
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La mayoría de grandes inmuebles viejos en Cuba fueron confiscados a los ricos y distribuidos entre los pobres y la clase media después de la revolución de 1959, que prometió al pueblo vivienda, atención médica y educación como derechos universales. Sin embargo, debido a que los salarios oficiales son bajos _unos 25 dólares al mes_ y a la carencia de recursos entre los organismos de gobierno, la mayoría de los inmuebles han recibido poco mantenimiento durante décadas.
Las lluvias tropicales y el rocío del mar han desgastado las fachadas que carecen de pintura y se han filtrado por hoyos en los techos. En los balcones han brotado árboles. Las varillas de hierro se han oxidado y pedazos de concreto polvoriento se han desprendido.
Los daños no ocurrieron solamente en La Habana. Más de 100 casas en una pequeña localidad costera fueron destruidas en la provincia de Matanzas cuando Irma azotó la zona y centenares de personas perdieron sus viviendas.
En cada vecindario, los residentes conversan sobre los inmuebles que podrían derrumbarse totalmente con el próximo huracán.
Irma castigó la costa norte de Cuba sábado y domingo con vientos de 96 kph (60 mph), causó que el mar entrara hasta seis manzanas en el centro de La Habana.
En la calle de Galeano, en el centro de La Habana, un balcón ubicado en un cuarto nivel cayó sobre un autobús en el que iban María del Carmen Arregoitia Cardona y Yolendis Castillo Martínez, ambas de 27 años.
En las ciudades de Matanzas, Ciego de Ávila y Camagüey, tres hombres de más de 50 años murieron debido al derrumbe de inmuebles. El gobierno subrayó en un comunicado de tono severo que ninguno “observó las normas de conducta orientadas por la Defensa Civil”.
En la calle de Ánimas, en el centro de La Habana, Walfrido Antonio Valdés Pérez, de 51 años, cuidaba a su hermano mayor, Roydis, que trabajaba como florista hasta que le diagnosticaron VIH.
Ambos vivían en el segundo nivel de un inmueble dividido en 11 apartamentos, muchos de ellos subdivididos a su vez en otros con un piso intermedio a los que se conoce como “barbacoas”.
Después de la medianoche, un ventarrón azotó el vecindario, una pared se derrumbó y cayó en el techo de la habitación de ambos hermanos que fallecieron en el lugar.
Nadie advirtió lo sucedido hasta la mañana siguiente, cuando los vecinos vieron un pie que se asomaba de entre los escombros.
Los vecinos recordaron a Roydis, de 54 años, como un hombre amable y acomedido que prácticamente ya era miembro de la familia porque les ayudaba a cuidar los hijos, les daba de comer y los acomodaba para que durmieran.
También dijeron que estaban listos para desalojar el sábado, pero que las autoridades nunca les solicitaron que se marcharan.
El lunes, mostraron las grietas que corrían por las paredes de su inmueble, las filtraciones en los muros, vigas de metal desnudas, y tuberías de gas y cables de luz sueltos.
“Hace muchos años que venimos tratando de darle una solución (a la vivienda). Es lamentable que tal vez vengan ahora cuando hay dos muertos”, comentó Laritza Peñalver, un ama de casa de 49 años.
Las acciones de recuperación estaban en marcha el lunes en La Habana, donde cuadrillas retiraban miles de árboles caídos y el suministro eléctrico era restaurado en unos pocos vecindarios.
Las escuelas fueron cerradas hasta nuevo aviso. El presidente Raúl Castro emitió un mensaje a la nación en el que omitió los fallecimientos, pero mencionó “afectaciones en la vivienda, el sistema electroenergético y la agricultura”.
Castro también reconoció que hubo destrucción en los cayos del norte, donde Cuba y firmas hoteleras extranjeras han construido decenas de hoteles en los últimos años.
El aeropuerto Jardines del Rey, que da servicio a los cayos del norte, quedó destruido, informó el periódico Granma del Partido Comunista, y tuiteó fotografías de una terminal destrozada llena de escombros.
La tormenta “golpeó algunos de nuestros principales destinos turísticos, sin embargo, las afectaciones serán recuperadas antes del inicio de la temporada alta”, en noviembre, afirmó Castro.
Hacia el este del Caribe, en las islas de Sotavento, famosas por ser destinos habituales de ricos y famosos, los gobiernos locales fueron censurados por no reaccionar con rapidez ante el huracán, que arrasó numerosos poblados y dejó las colinas verdes y frondosas con simple rastrojo.
Los habitantes han informado de escasez de agua, alimentos y medicinas, así como de saqueos.
El secretario británico del Exterior, Boris Johnson, defendió la reacción de su gobierno ante lo que describió como una “catástrofe sin precedentes” y se comprometió a aumentar los recursos para las acciones de asistencia.
Gran Bretaña envió un barco de la armada y casi 500 efectivos a las Islas Vírgenes Británicas, así como a las islas de Anguila y Turcas y Caicos.
El gobierno de Estados Unidos dijo que envió el lunes un vuelo para desalojar a sus ciudadanos de San Martín, una de las islas más castigadas y donde 10 personas perdieron la vida. A la gente que sería desalojada se le advirtió que habría filas largas y que no hay agua en el aeropuerto.
Un barco de Royal Caribbean Cruise Line era esperado en un muelle cerca de San Martín para ayudar tras el huracán, y una embarcación trasladaba una grúa con capacidad para cinco toneladas a fin de descargar grandes contenedores de asistencia.
Estaba prevista la llegada de un buque militar francés para el martes con materiales con que se construirán viviendas temporales.
Alrededor del 70% de las camas del principal hospital en la parte francesa de la isla sufrieron graves daños y más de 100 personas que necesitaban atención médica urgente fueron evacuadas. Ocho de las 11 farmacias del territorio quedaron destrozadas y se estaban enviando medicamentos desde la isla de Guadalupe.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitará San Martín el martes para llevar ayuda y enfrentar las críticas de que no hizo lo suficiente para responder a la dureza del meteoro.
El ministro del Interior francés, Gerard Collomb, informó que "todo el gobierno está movilizado" para ayudar.