Una musulmana, de la minoría malaya, se convirtió este miércoles en la primera mujer presidenta de Singapur, un hecho empañado por las críticas a su ascensión sin elección a este cargo, generalmente honorífico en el archipiélago del sudeste asiático.
Halimah Yacob, que utiliza velo, fue presidenta del Parlamento, donde también fue la primera mujer en ocupar ese puesto. Accedió de forma automática a la función suprema después de que sus dos posibles rivales fueran eliminados por no cumplir los criterios establecidos, según las autoridades.
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Uno de los criterios prevé que los candidatos procedentes del sector privado tienen que justificar tres años de trabajo dirigiendo una empresa con un capital de al menos 500 millones de dólares de Singapur (310 millones de euros, 370 millones de dólares), lo que no era el caso de los otros dos candidatos.
Calificada automáticamente con su mandato de diputada, Yacob, de 63 años, fue elegida presidenta del Parlamento en 2013. En agosto renunció al cargo para dedicarse a la campaña presidencial.
El jefe del ejecutivo es el primer ministro Lee Hsien Loong, miembro del Partido de Acción Popular (PAP), en el poder desde 1959.
Es la primera vez asimismo que la presidencia recae en manos de un miembro de la comunidad malaya, tras la reforma de la Constitución en 2016 para garantizar que los representantes de las diferentes comunidades étnicas puedan acceder a la jefatura del Estado. La comunidad china es la etnia mayoritaria.
En contexto
Miles de adolescentes egipcias se casan cada año a pesar de que esta práctica está prohibida desde 2008. Un nuevo y polémico proyecto de ley, presentado por un parlamentario, pretende volver a rebajar la edad mínima de las mujeres para que puedan contraer matrimonio a los 16 años.
La medida fue propuesta en agosto por el parlamentario independiente Ahmed Samih, que busca el aval de al menos 60 diputados, requisito indispensable para que se proceda a su tramitación, algo que el propio Samih espera que se produzca sobre mediados de octubre, según explicó a Efe.
De momento, su proyecto ha sido criticado tanto por grupos políticos como por ONG, que han puesto de manifiesto los perjuicios, tanto físicos como psicológicos, que el matrimonio puede tener en una menor.