Han pasado tres días desde que el huracán María destruyó Puerto Rico y Carlos Beltrán aún no ha podido contactar a sus padres, que viven en la isla.
Mientras que el bateador designado de los Astros de Houston juegan con angustia y reza porque su familia esté bien tras el paso de la enorme tormenta, Beltrán y su esposa, Jessica, prometieron donar un millón de dólares a los esfuerzos de recuperación.
Beltrán es uno de varios peloteros puertorriqueños en Grandes Ligas — el torpedero de Cleveland Francisco Lindor, el receptor de San Luis Yadier Molina y el recién ingresado al Salón de la Fama Iván Rodríguez, entre otros — que buscan la manera de ayudar a la devastada isla.
“Es algo que necesita hacerse”, dijo Beltrán. “Creo que la única manera en que puedo motivar a las personas a contribuir y ayudar a mi país es actuando de esta manera. En este momento nuestro país sufre por un devastador huracán… solo quiero ayudar lo más que pueda”.
El donativo de Beltrán se presenta en un momento en el que espera con ansiedad recibir noticia de sus padres. Ha estado en contacto con algunas personas en Puerto Rico y les ha pedido que intenten ver cómo está su familia, pero las afectaciones en el servicio de electricidad y los árboles derribados han complicado los traslados dentro de la isla.
“No sé cómo están”, comentó. “No sé lo que sucede con mi familia, no hay comunicación. Así que intento venir al parque con una mentalidad positiva, pero mi corazón y mi cabeza no están aquí”.
Puerto Rico se enfrenta a una desafiante recuperación de la tormenta más poderosa en azotar a la isla en 80 años. Muchos no cuentan con agua potable y toda la isla permanece sin electricidad, y podrían pasar meses antes de que se restaure el servicio.
El compañero de Beltrán en los Astros, campeones del Oeste de la Liga Americana, el estelar torpedero Carlos Correa, ha pasado gran parte de la semana consolando a su madre, quien sufre de una crisis nerviosa desde que perdió contacto con su madre y su padre a primeras horas del miércoles, cuando la tormenta tocó tierra.
Desde la tormenta, Correa ha calzado dos pares distintos de zapatos personalizados que tienen la bandera puertorriqueña, como un recordatorio de lo que sufre la isla.
“Es algo muy complicado”, reconoció Correa. “Intentas mostrar un rostro alegre y jugar al béisbol todos los días e intentar sonreír, pero por dentro sé que mi familia podría estar en problemas. No sé dónde están, qué están haciendo o cómo están. Es algo muy difícil en qué pensar”.
El sábado, Grandes Ligas hizo un donativo de un millón de dólares para ayudar a los esfuerzos de recuperación en Puerto Rico, así como por el terremoto en México. MLB pagará a doctores y otros profesionales médicos para que viajen a ambos lugares a brindar asistencia.