La Semana de la Moda de Milán vivió un momento épico con un reencuentro de las modelos de los noventa. Claudia Schiffer, Cindy Crawford, Naomi Campbell, Carla Bruni y Helena Christensen se subieron de nuevo a las pasarelas para homenajear al diseñador Gianni Versace en el vigésimo aniversario de su muerte.
Veinte años después de la muerte de Gianni Versace, Donatella le ha rendido homenaje en su desfile para primavera-verano 2018 rodeada de las modelos de los 90 que fueron musas del diseñador. Tras un desfile protagonizado por las 'tops' del momento y, capitaneado, cómo no, por las hermanas Hadid y Kendall Jenner, aparecieron sobre la pasarela Claudia Schiffer, Carla Bruni, Naomi Campbell, Helena Christensen y Cindy Crawford. Sobre unos pedestales y enfundadas en unos vestidos dorados cien por cien Versace, pusieron el broche final al homenaje más personal de Donatella a su hermano.
Si hubiera que definir la esencia de Gianni Versace, esa que conquistó a 'royalities' y 'celebrities' de la época, podríamos hablar de un diseño post-pop, sexy y atrevido, capaz de ensalzar a la mujer, confiriéndole un papel protagonista. Un estilo complicado de imitar y que marcó un punto de inflexión en el mundo de la moda. Tal vez por eso, aunque hayan transcurrido 20 años desde su asesinato, ese fatídico 15 de julio de 1997, no podemos olvidar aquel vestido azul con escote asimétrico, que Lady Di lució, apenas un año antes de la muerte del diseñador, en Australia. O ese negro, lleno de imperdibles en los laterales, con el que Elizabeth Hurley asistió a la premier de 'Cuatro bodas y un funeral'.
Aunque Gianni estudió arquitectura, su pasión por la moda había aflorado desde joven. Antes de trasladarse a vivir a Milán, para dedicarse plenamente al mundo de la moda, diseñaba vestidos para Donatella, su hermana pequeña que, en aquel entonces, tenía solo diez años. A él se le responsabiliza del fenómeno de las 'super tops' de los noventa, desde Naomi Campbell a Carla Bruni, de la experimentación con nuevos materiales y de que la moda mirara, un poco más, hacia el arte. Por eso, después de aquel fatídico día en que Andrew Cunanan disparó al modisto, Donatella se hizo cargo de la dirección creativa de la firma. Debía seguir con su legado y conseguir que todo lo que él había creado permaneciera y, de algún modo, siguiera creciendo.