La obra "El evangelio según Jesús, reina del cielo", en la que Cristo aparece representado como una travesti, ha sobrepasado las tablas del teatro y llegado incluso a los juzgados de Brasil para evidenciar el prejuicio que aún existe contra el colectivo LGTBI en el país.
La directora argentina Natalia Mallo es la responsable por la adaptación en Brasil de la pieza de la escocesa Jo Clifford, que trae una reflexión sobre "la presión, el estigma y las desigualdades" de la comunidad transexual y también un intento para "construir una idea de aceptación y tolerancia".
"Jesús es un personaje histórico. Él vive en un entorno extremadamente oprimido, aislado por un imperio, en la pobreza, y la autora busca analogías en el presente sobre cuál sería la parcela de la sociedad más excluida y oprimida y, sin duda alguna, es la población transexual", afirma Mallo en entrevista con Efe.
"¿Y si Jesús viviese en nuestros tiempos y fuera travesti?", es la pregunta de inicio que se plantea este montaje, el cual mezcla monólogos con la representación de reconocidos pasajes bíblicos como la parábola del Buen Samaritano, entre otros.
La idea, apunta la dramaturga, es contar esas historias como si pasasen hoy y en el caso del Buen Samaritano aparece "un hombre caído en el centro de Sao Paulo y pasa un religioso y no ayuda, pasa un policía y no ayuda, y pasa una travesti y no puede evitar ayudarlo porque la humanidad de ella es la más fuerte de todos".
Renata Carvalho, la actriz travesti que encarna la piel del profeta durante una hora, comenta a Efe que lo importante de esta obra es que da "representatividad" al colectivo.
"Nos saca de la marginalidad, nos quita del gueto y nos da una oportunidad de empleo porque el 90 % está en la prostitución porque no nos aceptan (…) Necesitamos normalizar el cuerpo trans", subraya.
Su "Jesusa", como así se refiere Renata, tiene en Brasil un marcado acento "político" porque "son asesinadas todos los días" y "la segunda causa de muerte de transexuales es el suicidio" debido a la presión a la que son sometidas.
"Somos invisibles tanto en la vida como en la muerte", denuncia.