CLACKAMAS, Oregon, EE.UU. (AP) — Un mensajero llamó al servicio telefónico de emergencia 911 en Oregon porque pensó que una mujer estaba pidiendo auxilio, pero cuando un policía llegó al lugar resultó que quien gritaba era un perico.
The Oregonian/OregonLive reportó el martes que cuando el agente del condado Clackamas Hayden Sanders llegó a la vivienda solo encontró a Diego, el ave, en perfectas condiciones.
En contexto
El delfinario Koktebel de Crimea recibió una nueva huésped, una ballena beluga(Delphinapterus leucas) que encontraría que no podía comunicarse con ninguno de sus nuevos compañeros, todos delfines de nariz de botella (Tursiops truncatus). Pero, aunque la situación fue algo incómoda al principio, esta ballena que estaba bien socializada con sus congéneres en su anterior hogar, aprendió y adoptó el idioma de los delfines con los que comparte espacio.
La beluga, que cuando cambió de casa tenía cuatro años, comenzó a hacer silbidos propios de los delfines tras poco tiempo de convivencia. Lamentablemente, esto significa que ella dejó de emitir gradualmente los sonidos de su especie. Es particularmente interesante es que reprodujera silbidos característicos de cada delfín, como los nombres. El equipo, que ha publicado los resultados de su observación en la revista Animal Cognition, grabó más de 90 horas de audio que muestra que en los primeros días del delfinario, la ballena hacía sonidos típicos de su especie, pero dos meses después, hablaba delfín.
Sin embargo, sus nuevos amigos no hicieron el mismo esfuerzo por entenderse con ella. Se encontró solo un caso en el que los delfines producían llamadas cortas que se asemejaban (pero no eran idénticas en los parámetros físicos) a las de la beluga. Esto, señalan, probablemente se debió a las diferentes condiciones sociales de las dos especies. La beluga, un animal social, era la única de su clase, lo que quizá impulsó esa voluntad de adaptarse para encajar.