No hace falta entrenar todos los días o correr maratones para conocer lo que significa el dolor de un calambre. Tanto las personas activas como las sedentarias, las jóvenes y las no tan jóvenes pueden sufrirlos. Es que los calambres son de esos dolores comunes a los que muchas veces nos acostumbramos… ¡pero no deberíamos! Aprende a reconocer estas 5 razones por las que aparecen tan a menudo y algunos tips para evitarlos.
1. Deshidratación
La falta de hidratación puede generar mucha confusión a nivel interno. De acuerdo con el director de Manejo Integral del Dolor en el hospital Mount Sinai, en Nueva York, Houman Danesh, «para que los músculos se activen hace falta un equilibrio entre los iones y las señales eléctricas».
Si estamos deshidratados estas señales cambian y el cuerpo no reconoce de dónde provienen (si del cerebro o de un desajuste a nivel celular). En consecuencia, «el músculo no puede procesar correctamente el mensaje y lo traduce en rigidez y dolor». Entonces, como primer paso para evitar estos desequilibrios recuerda mantenerte hidratado durante todo el día.
2. Mantener la misma postura durante un tiempo prolongado
Ya sea estar sentados durante varias horas, parados mientras trabajamos o simplemente sosteniendo un objeto por un tiempo prolongado para que no se caiga puede provocar calambres. Esto se debe a que le estamos exigiendo al cuerpo que realice una acción para la que no está entrenado.
La activación constante de un músculo en general provoca un bloqueo de ácido láctico que fomenta la aparición de espasmos de dolor (calambres). Apenas te suceda, intenta cambiar de posición y estirar el músculo. En pocos minutos el dolor debería haber desaparecido. Si pasan horas y todavía sientes dolor, no estaría demás realizar una consulta con un especialista.
3. Presión en los nervios
Algunos profesionales lo llaman «pinzamiento en los nervios». Según Danesh, este pinzamiento puede tomar varios nervios en general desde la zona de la cabeza hasta la cadera pasando por la columna. Las causas del pinzamiento pueden ir desde artritis hasta una hernia de disco.
Realizar determinada actividad en una posición extraña o inadecuada también puede irritar los nervios. Por fortuna, el cuerpo suele recuperarse rápido de este tipo de síntomas pero si ves que el dolor es extremo o demasiado prolongado, no dudes en consultar con un médico.
4. Embarazo
El embarazo genera numerosos cambios en el cuerpo y la psiquis de la mujer. Entre los más notorios podríamos distinguir las modificaciones hormonales. Estos cambios a nivel hormonal pueden provocar calambres, sobre todo en la zona de los tobillos, las piernas y los pies. Para evitarlos recuerda ingerir suficiente agua, realizar estiramientos y llevar una alimentación equilibrada.
5. Mala circulación sanguínea
Si existen zonas en el cuerpo que no reciben una buena circulación sanguínea, lo más probable es que allí experimentes calambres con frecuencia. Problemas arteriales o niveles de colesterol alto suelen ser dos causas fundamentales para que la sangre no fluya como debe. Para lograr una buena circulación sanguínea también resulta fundamental llevar una dieta equilibrada, realizar actividad física regular y hacerse controles de sangre.
Reconocer los calambres es fácil. La dificultad puede ser distinguir las razones por las que aparecen y enfrentarlas de la manera más adecuada.