La diabetes presenta diferencias de género que afectan al riesgo de padecer la enfermedad, al infradiagnóstico y a la evolución de algunas de sus complicaciones. Para concienciar sobre ello, este año las mujeres fueron las protagonistas en el Día Mundial para la Diabetes, que se conmemoró el 14 de noviembre.
Según la Federación Internacional de Diabetes (FID), más de 200 millones de mujeres viven actualmente con esta enfermedad y está previsto que la cifra aumente hasta 313 millones para 2040. Se trata de la novena causa de muerte entre mujeres en el mundo, y causa 2.1 millones de muertes cada año.
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Ser mujer, un riesgo adicional
Aunque el diagnóstico precoz no es cuestión de sexos, sí que es una prioridad “aún más en el caso de las mujeres, ya que tienen mayores dificultades para el acceso a los sistemas de salud en muchas partes del mundo, pero también en nuestro país”, señala Mercedes Galindo, enfermera especializada en educación diabetológica en el Hospital Universitario Clínico San Carlos, de Madrid.
Y es que, tal como denuncian las distintas organizaciones que conmemoran este día, “la dinámica de poder, los roles de género y las desigualdades económicas influyen en la vulnerabilidad a la diabetes que tienen las mujeres al exponerlas, por ejemplo, a una dieta y nutrición deficiente, a la inactividad física y a un retraso en la conducta de búsqueda de atención sanitaria”.
Como destaca la doctora Sonia Gaztambide, presidenta de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED), “las mujeres son más vulnerables a esta enfermedad porque están más expuestas a los factores de riesgo“.
Además, las mujeres sufren una peor evolución porque el pronóstico de una enfermedad cardiovascular en ellas es más desfavorable.
En esta línea, la doctora María Ángeles Martínez, jefa de Endocrinología del Hospital San Pedro de Logroño, añade que “las mujeres presentan unos síntomas de enfermedad coronaria más atípicos o casi inexistentes y acuden a los servicios de urgencias de forma más tardía”.
A todo ello hay que sumar los roles de género, pues “las mujeres siguen ejerciendo en muchos casos papeles tradicionales como el de llevar la casa, los hijos, los padres, y al tiempo trabajar; conciliar todo esto es una meta casi imposible, y si añadimos a esto una patología crónica como la diabetes, se les hace muy difícil seguir el tratamiento y las actividades de prevención”, comenta el presidente de la FEDE, Andoni Lorenzo.
200 millones de mujeres viven con diabetes y está previsto que la cifra aumente hasta 313 millones para 2040.