El origen de unas formas geométricas similares a panales de miel que se encuentran en Marte y miden entre 5 y 10 kilómetros es un misterio. Sin embargo, los científicos de la NASA sostienen que podrían ser producto de antiguos glaciares, actividad tectónica y la acción de fuertes vientos.
Cada una de esas zonas contiene arena, algo que sugiere que pudieron haberse visto sometidas a erosión eólica, aunque la agencia espacial estadounidense tampoco excluye que hayan sido originadas por otros procesos; en particular, por eventos glaciales, formación de lagos y actividad volcánica o tectónica.
En la imagen siguiente se puede contemplar una enorme depresión que parece inclinarse hacia abajo. Allí, el viento arrastra la arena y la eleva, para volver a caer sobre el suelo y rebotar con saltos repetidos, un proceso geológico denominado saltación.
Al llegar la primavera, la superficie cubierta de nieve comienza a cambiar de forma por el calor del Sol, aunque se trata de dióxido de carbono, no agua congelada.
A mediados de este año, la misión de reconocimiento orbital de Marte obtuvo una imagen infrarroja de un cráter en ese planeta y captó unas formas características formadas por el impacto de materiales contra el suelo. Los colores indican la presencia de diferentes rocas y minerales, incluidos ejemplares ricos en hierro, como el olivino y el piroxeno.
En contexto
Por otro lado, en China se acaban de presentar los resultados de los primeros 530 días de funcionamiento de un satélite diseñado especialmente para cazar materia oscura en el espacio, informa la revista Science Magazine. El balance ha sido publicado este 29 de noviembre en la revista Nature.
El satélite chino Dark Matter Particle Explorer (DAMPE), que podría traducirse como 'explorador de partículas de materia oscura', fue lanzado en diciembre de 2015. Desde entonces, el DAMPE, también bautizado como 'Wukong' o 'Rey Mono', ha medido más de 3.500 millones de partículas que integran los rayos cósmicos, las cuales tienen cargas de energía superiores a los 100 teraelectronvoltios. Es decir, un trillón de veces más energía que la luz visible. Entre las partículas también había 20 millones de electrones y positrones, informa Xinhua.