Washington, 4 ene (EFE).- La Casa Blanca anunció hoy que sus funcionarios ya no podrán usar sus celulares personales en el Ala Oeste a partir de la próxima semana por motivos de seguridad, una medida que parece estar dirigida a contener las filtraciones a la prensa de información comprometedora sobre el Gobierno.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dijo en un comunicado que "a partir de la próxima semana, el uso de todos los dispositivos tecnológicos personales tanto para los invitados como para el personal ya no estarán permitidos en el Ala Oeste", donde se encuentra la oficina de Trump y las de sus principales asesores.
"El personal podrá trabajar en sus dispositivos entregados por el Gobierno, para seguir trabajando duro por el pueblo estadounidense", indicó Sanders, que justificó el cambio para garantizar "la seguridad e integridad de los sistemas tecnológicos de la Casa Blanca".
Según el diario The New York Times, al personal del Ala Oeste ya se le había advertido poco después de comenzar el mandato de Trump el año pasado que se les prohibiría el uso de sus propios dispositivos, pero la regla no se había aplicado hasta ahora.
El anuncio llega un día después de que Trump montara en cólera por la aparición de extractos de un libro sobre su presidencia, llamado "Fire and Fury", que perfila sus primeros meses en el poder como un caos constante.
La portavoz de Trump trató de desacreditar este miércoles el libro, al asegurar que estaba lleno de "falsas afirmaciones" y de fuentes "que no tienen acceso ni influencia sobre la Casa Blanca".
Trump también rompió públicamente su relación con Steve Bannon, quien fue su estratega jefe y una de las figuras más poderosas en la Casa Blanca desde enero de 2017 hasta agosto pasado.
En el libro, Bannon calificó de "traición" y "antipatriota" una reunión mantenida en 2016 entre el hijo mayor de Trump, Donald Jr., y un grupo de rusos en busca de documentos que perjudicasen a la rival demócrata en las elecciones de ese año, Hillary Clinton.
En un duro comunicado después de que salieran a la luz esas declaraciones, Trump declaró: "Steve Bannon no tiene nada que ver conmigo ni con mi presidencia. Cuando fue despedido, no solo perdió su trabajo, perdió la cabeza".
Además, los abogados de Trump enviaron a Bannon un documento legal para que cese en sus declaraciones sobre el gobernante y cumpla el compromiso de confidencialidad que firmó con la Casa Blanca, y están intentando evitar que el libro, cuya publicación está prevista para el 9 de enero, salga a la venta.
Desde que llegó al poder, a Trump le ha irritado la aparición de detalles sobre los entresijos de su Gobierno en la prensa, y en febrero de 2017 pidió al Departamento de Justicia que examinara la proliferación de "filtraciones criminales" con fuentes anónimas.