Esta semana dio inicio la restauración del artesón de la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, obreros de la construcción trabajan desmantelando las partes deterioradas de la estructura de madera que representaba un alto riesgo, para los feligreses católicos que a diario acuden para participar en las misas.
Tal y como se había anunciado en noviembre pasado, se ha estado recolectando dinero para empezar esta obra que tiene una magnitud importante tanto para la población de Ocotal, como para el turismo”, dijo Wendel Fuentes, seminarista y voluntario de la parroquia Señora de la Asunción.
Miguel López Barahona, es el maestro de obra y encargado de dirigir los trabajos de reemplazo de techo por vigas metálicas y cubierta interna de zinc y cubierta externa de tejas cuyo alcance es de 36 metros de largo por 18 de ancho que está en riesgo de caerse, sin incluir el presbiterio.
López explico que irán trabajando por partes porque el servicio de la iglesia no se puede interrumpir “iremos poco a poco y cuando reparemos un lado los oficios religiosos pasaran al lugar reparado hasta concluir los trabajos”, dijo el constructor.
Un total de nueve obreros de la construcción trabajan arduamente para entregar la obra en un plazo de cuatro meses “la vieja madera está sana, como las reglas que son de cedro real que se reutilizarán para ahorro de la iglesia”, explicó López Barahona.
El presbítero, padre Freddy López, gestionó junto a un Comité Pro-restauración del templo, los recursos económicos para costear la obra que asciende a U$ 253,765. Dicho financiamiento se ha logrado con aportes de la comunidad, empresa privada y fondos de la Alcaldía de Ocotal.
“Es una maravilla. Vamos a venir a casa del Señor, restaurada gracias a la gestión del párroco y a toda la comunidad que ha aportado para que este patrimonio esté más bonito y de realce a la ciudad y tenemos que cuidarlo”, expresó Janeth Ponce, una de las fieles que visitaba el templo.
“Me cae satisfactoriamente la noticia de que se está restaurando este templo de más de 200 años, puesto que estaba en peligro la vida de los feligreses ya que es una estructura bastante vieja y carcomida por la polilla”, dijo Fernando Alfonso Mantilla.
La construcción de este templo, de estilo barroco, data de inicios de 1803, bajo el curato de Miguel Fernández Lindo. El primer gestor fue el presbítero Juan Mariano Rivera que en víspera de su muerte, en diciembre de 1792, dejó un fondo de 2,822.77 pesos plata para que se iniciara la obra, según un documento histórico del mismo templo.
El templo está rodeado por un bosque-jardín que se conjuga con el Parque 16 de julio convirtiéndose en un pulmón verde en el centro histórico de la ciudad. En junio de 2008, esta joya arquitectónica fue declara por la Asamblea Nacional como Patrimonio Histórico y Cultural de la Nación mediante la Ley 660.