Un hombre ha sido condenado este martes a tres meses y un día de cárcel por cortarle las orejas y el rabo a su perro con fines estéticos y sin haberlo sedado.
El acusado recortó (en 2015) las orejas de un cachorro de dos meses sin asistencia veterinaria en La Sierra de Huelva, operación que, en caso de considerarse necesaria, siempre debe realizar un veterinario con anestesia y con cuidado de no dañar la columna vertebral del animal, según ha justificado el juzgado de lo penal número uno de Huelva. Además, se ha inhabilitado al propietario del can durante un año para ejercer el comercio o una profesión relacionada con animales.
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Este caso pertenece al conjunto de juicios derivados de la operación Ears (Orejas), en la que, en febrero de 2016, fueron detenidas 32 personas —seis veterinarios y 26 cazadores— por el presunto delito de mutilar rabos y orejas a perros en la provincia de Huelva. Algunos de estos juicios ya se han celebrado y uno de los detenidos ya ha sido condenado a seis meses de prisión y a un año de inhabilitación para ejercer un oficio relacionado con animales.
La Fiscalía se opuso al sobreseimiento de esta causa, con 10 procesos distintos —cinco en Aracena, uno en la capital, tres en La Palma del Condado y uno en Moguer—, según remarcó la sección de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en un informe.
Cortar las orejas (otodectomía) y el rabo (caudectomía) a determinadas razas de perros es común en el mundo de la caza, práctica que se ha extendido. Desde 2003, la Ley Andaluza de Protección de los Animales califica de infracción muy grave las mutilaciones "con fines exclusivamente estéticos o sin utilidad alguna, salvo las practicadas por veterinarios". Esta es la razón por la que muchos cazadores onubenses viajan a clínicas veterinarias en Extremadura para realizar estas operaciones a sus animales y evitar así la legislación andaluza.