Con más de 60 operaciones estéticas, el “Ken humano” pareciera seguir insatisfecho con su físico y ahora se quitó cuatro costillas.
A sus 34 años de edad, Rodrigo Alves (su nombre real) continúa buscando “la perfección” por lo que no le molestó deshacerse de unos cuántos huesos, cuenta Publinews.
En su cuenta de Instagram compartió una fotografía del resultado final donde presume su nueva figura.
“He tenido que hacer esto para no tener que volver a colocar mis blazers ya que estaban demasiado apretados. Ahora todos se ajustan de nuevo y mi sastre se quedará sin trabajo”, explicó junto a la fotografía donde aparece usando un corsé.
“Han pasado dos semanas desde mi cirugía. Los resultados son realmente sorprendentes. Todavía no es el resultado final, ya que todavía estoy sanando e hinchado, pero es abrumador lo que puede hacer un procedimiento tan simple”, añadió.
Aunque el hombre se encuentra feliz con su aspecto físico, los usuarios lo tacharon de “espantoso” y aseguraron que Alves “está enfermo” al continuarse sometiendo a cirugías plásticas que ponen su vida en riesgo.
“Desagradable”, “Busca ayuda porque estás enfermo”, “Vas a morir si continúas así”, “Qué terrible, no sé qué tienes en la cabeza”, “Das miedo”, “Los hombres no tienen la cintura así, en serio necesitas detenerte”, son algunos de los comentarios que se pueden leer en la publicación.
A pesar de las críticas negativas que el “Ken humano” ha recibido durante todos estos años, el hombre de 34 años de edad seguramente continuará haciendo cambios en su físico a pesar de estar al borde de la muerte como en ocasiones pasadas.
En Contexto:
Hace un tiempo se volvió muy comentado en las redes sociales, la noticia de un hombre que buscaba parecerse a ‘Ken’, la famosa pareja de la muñeca Barbie, y para hacerlo se venía sometiendo a varias intervenciones quirúrgicas para lograr su objetivo.
A sus 33 años, el inglés Rodrigo Alves, ha sorprendido a las miles de personas que lo siguen en su cuenta de Instagram, luego de anunciar que ha decidido operarse los ojos, o mejor dicho, cambiarse el color de sus iris. Alves justifica su acción, al estar cansado de comprar pupilentes que le cuestan cerca de 500 dólares cada par.
