No todos tenemos la suerte de poseer buen carácter. Pero muchos de los problemas de la vida son más fáciles de resolver si aprendemos a ceder posiciones, nos tratamos con respeto en lugar de encapricharnos o crear condiciones insoportables para todos con nuestro comportamiento.
Estos son los rasgos de la personalidad que no te harán feliz, ni a ti, ni a tu pareja:
1. La costumbre de decidir por los dos
A veces es agradable que alguien resuelva todos tus problemas. No tienes que preocuparte por nada, perder el tiempo, pensar. Pero si ese alguien toma decisiones por los dos sin siquiera preguntar tu opinión, deberías alertarte. Porque puede ser difícil determinar de inmediato dónde está la línea que divide una preocupación sincera y el deseo de dominar.
2. El deseo de controlar todo
Es excelente que haya un plan y todo funcione como un reloj. Y, probablemente, sea seguro vivir con una persona que tiene todo bajo control. Solo que si el deseo de controlarlo todo se vuelve demasiado fuerte, convirtiéndose gradualmente en un trastorno, tal vez sea un motivo importante para repensar la relación.
3. La costumbre de justificarse
Las relaciones saludables se basan en el respeto mutuo. Es un axioma. Si una persona se siente cómoda con su pareja, finalmente ambos vivirán en la misma longitud de onda. Y si uno, por ejemplo, le pide al otro que saque la basura, el otro, si es que está interesado en que haya un curso pacífico de los acontecimientos, aceptará y cumplirá la solicitud. Pero si hay problemas en la relación, muchas de las solicitudes de la pareja se ignorarán y se usarán innumerables excusas para justificarlo.
4. La dependencia
No hay que construir una relación en la que uno de los compañeros dependa del otro. Por ejemplo, en términos financieros. Al principio, cuando ambos son impulsados por las emociones, no se le presta atención. Pero cuando los sentimientos se enfrían y el enamoramiento pasa, los dependientes económicamente pueden quedarse afuera de la cuestión. Por eso es mejor casarse cuando ambos integrantes de la pareja ya son personalidades maduras y están aproximadamente en el mismo nivel en términos de la educación, posición económica e intereses comunes. Cuando hay un desequilibrio en alguno de estos parámetros, la relación puede no durar mucho.
5. La costumbre de mandar y criticar
Nos hemos acostumbrado a la crítica desde la infancia: en casa, en la escuela, en la universidad y luego en el trabajo. Por eso, lo que uno menos desea es, además, ser criticado por su pareja, con quien simplemente quiere relajarse después del trabajo y descansar. Si en una relación se permite criticarte y esto se repite con demasiada frecuencia, habla y explícale que esperas algo muy diferente de la relación.
6. El rencor
Probablemente, este rasgo de carácter sea uno de los peores. Es fácil y lindo vivir con una persona que se olvida rápidamente de las peleas y ofrece primero una tregua. Pero si tu pareja no puede recuperarse de un viejo resentimiento de algo sucedido el año anterior, o si te recuerda tus errores varias veces al día, es una buena razón para hablar seriamente al respecto.
7. La costumbre de verificar a la persona a sus espaldas
Las relaciones duraderas se basan en la confianza mutua. Y si esta base no existe, la relación no durará mucho. No se puede armar escándalos y hacer escenas de celos sin ningún motivo. Si tienes dudas, solo habla con tu media naranja. Tal vez te estás preocupando por nada y solo envenenas la relación en vano.
8. Impaciencia
A veces no se puede obtener en la vida todo junto y de inmediato. Este es un problema común en las parejas jóvenes, que no desean esperar mucho tiempo. Solo con el tiempo llega la comprensión de que el deseo de acelerar los eventos solo puede arruinar la relación. Mientras que la paciencia es el mejor remedio para los problemas.
¿Qué otra cosa, en tu opinión, envenena las relaciones?