Bogdan tenía apenas cuatro años de edad y, como muchos otros niños, era sonámbulo. Pero levantarse de su cama por la noche le terminó costando la vida de una manera fortuita y lamentable.
Durante la noche, y mientras hacía 20 grados bajo cero, el pequeño logró abrir las puertas de su casa sin que nadie se dé cuenta y salió a las calles del pueblo de Yaga, Siberia. Pocos minutos después el frío fue implacable.
El diario local The Siberian Times informó que María, la madre de Bogdan se despertó a las 6 de la mañana y advirtió que su hijo había salido como en otras ocasiones durante el verano. Solo llevaba ropa liviana y estaba descalzo.
Al seguir las huellas en la nieve, la mujer se topó con el peor panorama: Bogdan estaba muerto frente a la casa de un vecino. Ahora, las autoridades investigan posibles responsabilidades en la tragedia.
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Al menos 38 personas han muerto en lo que va de la semana en Europa Central y del Sudoeste debido a la ola de frío que ha marcado temperaturas de hasta -25 grados centígrados.
El mayor número de víctimas normales se ha producido en Hungría, donde 21 personas han muerto entre el domingo y el miércoles, según informó este jueves la ONG Foro Social Húngaro.
"La mayoría de las víctimas eran personas enfermas y mayores, así como gente que vive en la miseria", indicó esa ONG, que precisó que la mayoría fallecieron en sus domicilios por falta de calefacción.
En República Checa, ocho personas han muerto en los últimos días a causa del frío, cinco de ellas ayer, según informan este jueves los medios locales.
Las temperaturas más bajas del país se han registrado en los Montes Metálicos del noroeste, donde el termómetro ha llegado a -25,2 grados.
La previsión es que las temperaturas comiencen a subir a partir del fin de semana.
