Tras meses protagonizando titulares y siendo objetivo de los paparazis en cada uno de sus movimientos, Selena Gomez ha hecho oficial su relación con Justin Bieber en su cuenta de Instagram, la plataforma donde mantiene la primera posición del mundo en cuanto a número de seguidores con más de 134 millones. “El 1 de marzo de 1994 nació alguien que conozco y que es súper guay. Boom”, escribió la también actriz con motivo del 24 cumpleaños del cantante junto a una imagen en la que la estrella aparece recostada con una foto de Polaroid de Bieber pegada en la frente. Esta mención supone el estreno del canadiense en el Instagram de Gomez desde que ambos volvieran a empezar a verse el pasado noviembre.
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De esta manera, la intérprete de Wolves confirma su noviazgo a través de las redes sociales, pero ya a principios de diciembre ella misma hablaba de lo que era un secreto a voces en una entrevista en Billboard. “Tengo 25 años, no 18 ni 19 ni 20. Aprecio a las personas que realmente han tenido un impacto en mi vida. Así que antes quizá podría haber estado forzando algo que no estaba bien. Pero eso no significa que querer a alguien sea algo que desaparezca”, dijo sobre su romance con Bieber, con el que ya mantuvo una relación intermitente de 2011 a 2014.
Desde hace cuatro meses, el cantante canadiense y la artista estadounidense han sido vistos besándose, paseando en bicicleta, compartiendo almuerzos, en la iglesia o en partidos de hóckey. Otra prueba que confirma que los dos van en serio en esta reconciliación es que la semana pasada Gomez asistió junto a Bieber a la boda del padre de este en Jamaica.
Esta publicación en Instagram supone además una doble declaración de amor de la actriz al cantante, pues es su primera imagen desde el pasado 7 de febrero, cuando publicó varios post promocionales, y la anterior un mes antes, el 7 de enero, con una fotografía de sí misma junto a la puerta de la que fue su hogar de pequeña. Este respiro en sus redes sociales está ocasionado por la presión que en más de una ocasión ha asegurado que siente por culpa de estas plataformas.
“Instagram se había convertido en algo que me consumía. Me levantaba y me iba a dormir con ello. Era una adicta, y veía cosas que no quería ver y me metía cosas en la cabeza de las que no me quería preocupar”, contó en marzo del año pasado a la revista Vogue. La también productora e imagen de firmas como Puma o Coach decidió hace un mes volver a terapia para tratar su depresión y ansiedad y estuvo interna durante dos semanas en una clínica en Nueva York. Anteriormente se retiró 90 días al campo, donde hizo terapia equina, no tenía teléfono y ni se peinaba, como contó más tarde en una entrevista con la revista InStyle.