"Estaba en una fiesta cuando un amigo me dio una", dice Kristello, un rapero de 19 años de Birmingham, en Inglaterra, recordando la primera vez que tomó Xanax.
El medicamento —también conocido como Alprazolam—, se prescribe ampliamente en países como Reino Unido y Estados Unidos para tratar la ansiedad.
Pero algunos adolescentes y adultos jóvenes la consumen ilegalmente como una droga recreativa.
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El rapero dice que su consumo de Xanax pronto se convirtió en un hábito diario y que tomaba una pastilla cada noche.
"La sensación era como si estuviera flotando y cualquier preocupación que tuviera desaparecía", le dice al programa Victoria Derbyshire de la BBC.
"Pero cuando dejas de tomar Xanax es cuando realmente comienza el problema", agrega.
Hace nueve meses, después de dejar el medicamento, Kristello tenía problemas para dormir, dolores de estómago, sudores fríos y paranoia extrema.
"Puede ser realmente malo para su salud mental", cuenta.
"Puedes perder el conocimiento o la memoria. Tu memoria a largo plazo también puede verse afectada", señala.
En Inglaterra, el servicio público de salud ya ha advertido a los consumidores de Xanax que están "jugando con la muerte".
El fármaco ha sido glorificado por artistas de hip hop y frecuentemente aparece en las letras de sus canciones.
En noviembre de 2017, el rapero neoyorquino Lil Peep fue encontrado muerto tras sufrir una sobredosis de Xanax y fentanilo, un potente analgésico sintético.
Es una combinación letal, según las autoridades, y los usuarios corren el riesgo de ingerirla cuando compran Xanax en internet y a través de vendedores callejeros, porque no pueden estar seguros de cómo se fabricó el medicamento.
Según las cifras de la Agencia Nacional del Crimen (NCA) de Reino Unido, 113 personas han muerto por consumir fentanilo en los últimos 12 meses en ese país.
"El peligro que tenemos aquí es que los jóvenes que están acostumbrados a tomar el medicamento (Xanax) creen que saben lo que están haciendo", dice Tony Saggers, exfuncionario de la NCA.
"El gran desastre es cuando estas tabletas se comparten entre amigos y un amigo mata a otro amigo porque les han vendido algo sin saber lo que era", advierte.
"Estas son dos pastillas de Xanax. Gasté £5 (casi US$7) en ambas", dice Kieran, de 18 años.
Alrededor de dos veces al mes, un viernes o un sábado por la noche, este joven y sus amigos se reúnen para una "fiesta Xanax" en su apartamento de Dudley, Reino Unido.
Hay 12 personas dando vueltas en su sala de estar. Algunas están jugando PlayStation o bebiendo alcohol. Otros están mezclando Xanax con otras drogas ilegales.
"La mejor manera de describir el efecto es que te sientes como un malvavisco. Es una droga muy relajada", dice el amigo de Kieran, Jordan, también de 18 años.
Ambos dicen haber tomado accidentalmente Xanax falsificado mezclado con fentanilo en el pasado. Se tragan las pequeñas pastillas blancas con alcohol, lo que las hace aún más peligrosas.
"Me siento somnoliento. Me siento como una nube. Me siento cómodo", dice Jordan 20 minutos después.
Cuando les pregunto sobre los peligros potenciales a los que se exponen, ambos dicen que son conscientes de los riesgos, pero que deciden correrlos de todos modos.
"Creo que a veces dejamos pasar (las advertencias), realmente no lo pensamos. En los medios vemos que hay gente que muere, pero en realidad esto no parece inquietar a nadie", asegura Jordan.
Los expertos dicen que, a pesar de las advertencias, en países como Reino Unido el uso de Xanax falsificado parece estar creciendo, aunque no hay cifras disponibles para saber exactamente qué tan extendido es su uso.
"La gente compra cosas por Internet y no tiene garantía de lo que recibe. Los componentes pueden cambiar de una droga a otra, así que están jugando con la muerte porque estas cosas son peligrosas", dice Rosanna O'Connor, directora de Alcohol, Drogas y Tabaco del servicio de Salud Pública de Inglaterra.
Pfizer, el laboratorio que desarrolló Xanax como medicamento recetado, dijo que estaba "alarmado" por el aumento de las versiones falsificadas del producto.
Según aseguró, algunas pastillas contienen ácido, metales pesados ??e incluso cera para pisos.
Anne McDermott, de Edimburgo, sabe muy bien los riesgos extremos asociados con este medicamento.
Cuenta que su hijo Scott murió a los 34 años tras tomar Xanax.
Ella cree que la sustancia, que se ha relacionado con varias muertes en la capital de Escocia, es la causa de la muerte de su hijo, que ocurrió en enero.
"La primera vez que tomó Xanax quedó completamente drogado. Volvió a tomarlo al día siguiente, y al siguiente y al siguiente, hasta que sucedió (murió)", lamenta.
"Es un medicamento potente, extremadamente poderoso".