Una mujer de 24 años de edad fue detenida por la Policía el pasado domingo, en la ciudad de El Alto en Bolivia, luego de lanzar agua hirviendo sobre su hijo, de siete años, como castigo por no haber lavado su ropa, informó la Defensoría de la Niñez.
“El niño ha sido quemado por la mañana con agua hirviendo y por lo que se tiene conocimiento es debido a que no lavó su ropita”, informó Blanca Mendoza, responsable de la Defensoría.
El menor fue llevado de emergencia al hospital Boliviano Holandés para que reciba atención médica, mientras que la madre fue llevada a oficinas de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), donde se le iniciará un proceso por intento de infanticidio, informó Mendoza.
De acuerdo con su información, no es la primera vez que la mujer agrede a su hijo. Ya tiene antecedentes de violencia por denuncias que se le presentaron en anteriores ocasiones, destacó La Tribuna.
“Según ella (la madre), el niño se ha caído”, comentó Mendoza, no obstante un tío del menor dio a conocer a las autoridades lo que verdaderamente ocurrió con el infante.
Siempre destacando los hechos entorno a la violencia intrafamiliar, el pasado mes de agosto una joven fue condenada por haber asesinado a su madre adoptiva y a su tía.
El 27 de julio fue aprehendida como la principal sospechosa del doble crimen que causó conmoción en Cochabamba. La joven, Isabel C.C. (23) fue imputada formalmente por los delitos de parricidio y asesinato.
Según el director de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV), coronel Iván Luque, el caso está esclarecido en un 60 por ciento . Todavía es necesario cotejar varios detalles.
Isabel C.C. fue adoptada por Carmen Caballero Ovando (59) y su esposo, el militar Manuel Cardozo (79).
La profesora Carmen no pudo tener hijos propios y decidió repetir el acto de amor que sus padres hicieron con ella y con su hermana Patricia (43), pues ellas también fueron adoptadas cuando eran niñas.
La madre asesinada y su esposo le dieron sus apellidos a Isabel y siempre tuvo todo lo necesario, pero madre e hija discutían con frecuencia por algunos hábitos que la niña tenía.
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La joven no se inscribió a ninguna carrera, empezó a salir con sus amigos, quedó embarazada, tuvo a su hijo y continuó saliendo. Ante la actitud de la joven, la madre adoptiva decidió precionarla restringiéndole el dinero.
Una de las hipótesis que barajan los investigadores es que la restricción económica profundizó la pésima relación entre madre e hija.