Casi dós decadas después de cometer el crimen, Saulo Cesar Alvarado ha sido condenado por matar a su padre, a su madrastra y a sus dos medio hermanos en su casa de Hyde Park en 1999. Por aquel entonces, sólo era un adolescente, pero lo suficientemente avispado para hacer pasar el caso por un asesinato-suicidio.
Los miembros del jurado deliberaron cuatro días antes de encontrar a Saulo Cesar Alvarado, que ahora tiene 35 años, culpable de cuatro cargos de homicidio en primer grado, además de dos cargos de abuso de menores que involucran a un miembro de la familia menor de edad. El panel también encontró verdaderas acusaciones de circunstancias especiales de asesinatos múltiples y acecho.
Alvarado enfrenta cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, con sentencia fijada para el 1 de mayo. No era elegible para la pena de muerte porque tenía 16 años en el momento de los asesinatos de Rudolfo Alvarado, 51; Eva Verónica, 36; y sus hijos: Renzo, 16; y Victor, 5. Cada uno de ellos recibió un disparo en la cabeza. Al final, el chico colocó una pistola sobre su medio hermano mayor para hacer que los disparos parecieran un asesinato-suicidio.
El vicefiscal de distrito, Víctor Ávila, quien procesó el que considera uno de los casos más brutales con los que ha tratado, dijo que el veredicto representaba justicia para los miembros restantes de la familia: "gracias al coraje de A. Alvarado y los detectives, que hicieron un excelente trabajo en este caso, la familia Alvarado recibió un poco de justicia hoy por este jurado", dijo haciendo referencia a la hermana de las víctimas, quien ejerció de testigo 14 años después de los asesinatos.
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Como argumento final, Ávila dijo al jurado: “detrás de las puertas del Apartamento 204, ocurrió un crimen horrible. Una familia entera fue masacrada ese día. ¿Por qué fueron asesinados? Porque este acusado no sentía amor y… mató a la fuente de su dolor: la gente que no lo amaba. Un niño de cinco años perdió la vida, ni siquiera llegó a tener una vida. Ese es quién es el acusado: puso una bala en alguien de cinco años de edad”.
El abogado defensor Robert Cortes arrojó dudas sobre la fiabilidad de dos de los testigos clave de la fiscalía, incluida la hermana. De ella, señaló una declaración detallada que hizo a los detectives que luego afirmó no recordar, pidiendo a los miembros del jurado que consideraran la noción de “memoria falsa”. Además, instó al jurado a escuchar atentamente la llamada al 911 hecha por Saulo Alvarado, diciendo que el acusado merecía un Oscar si estaba inventando la historia que contó.
En su refutación, Ávila recordó la evidencia de que no había restos de bala en la mano del joven de 16 años y que la biomecánica y la evidencia de la autopsia eran “inconsistentes” con un asesinato-suicidio. “Fue escenificado. El acusado plantó esa pistola”, dijo el fiscal.
Alvarado fue extraditado de Guatemala en 2015 para enfrentar los cargos. Había sido deportado tras una condena por violación en 2003. El abogado de Alvarado pidió que la jueza de la Corte Superior de Los Ángeles, Kathleen Kennedy, solicitara que la cárcel del condado trate a Alvarado como un preso que se mantiene alejado debido a sus condenas por abuso sexual infantil, pero la decisión dependerá de los funcionarios de la cárcel.
Según los informes de noticias del momento de los asesinatos, la policía inicialmente creyó que Renzo era el asesino. Sus padres lo habían trasladado de una escuela a otra y estaban preocupados por saber con quién salía él y su hermano mayor. El acusado dijo a las autoridades que él y la hermana de 10 años de Renzo encontraron los cuerpos al regresar a casa. Los investigadores dijeron que los cuatro quemadores en una estufa de gas estaban abiertos y que había una vela en el piso junto al cuerpo de Renzo. La llama aparentemente se apagó antes de encender los humos de gas. Quienes conocían a Renzo afirmaron una y otra vez que no lo creían capaz de tales hechos.