Generalmente, de niño dormir era una obligación, y uno apelaba a toda clase de artimañas para evadir la siesta, tiempo que se podía utilizar mejor jugando, y de grande se añora el notable privilegio de poder dormir siesta o levantarse cuando uno lo quiera, sin la imposición del horario y el despertador.
Quién pudiera ser bebé para dormir 15 horas al día.
Dormir tanto no es necesario, sin embargo, y ni siquiera aconsejable, cuando se tiene una vida más compleja y activa que la de un bebé y uno ya se ha desarrollado cognitivamente.
¿Cuánto debemos dormir?
Más allá de diferencias individuales, y de los diferentes cronotipos conocidos (personas con tendencia tempranera, y personas con tendencia noctámbula), la edad es uno de los factores determinantes para establecer un patrón de sueño ideal y adecuado.
Se entiende que un período de sueño es adecuado cuando la persona no experimenta dificultades o somnolencia diurna.
La National Sleep Fundation de los Estados Unidos condujo un estudio de dos años de duración, en el que participó un equipo multidisciplinario de especialistas, y publicó las recomendaciones oficiales de horas de sueño al día dependiendo de la edad:
-Recién nacidos (0-3 meses): entre 14 y 17 horas.
-Infantes (4-11 meses): entre 12 y 15 horas.
-Bebés (1-2 años): entre 11 y 14 horas.
-Preescolares (3-5 años): entre 10 y 13 horas.
-Niños (6-13 años): entre 9 y 11 horas.
-Adolescentes (14-17 años): entre 8 y 10 horas.
-Adultos jóvenes y adultos (18-64 años): entre 7 y 9 horas.
-Adultos mayores (más de 64 años): entre 7 y 8 horas.
Cuando un bebé alcanza los dos años su cerebro ya ha llegado al 90% de su desarrollo, lo que ocurrió durante la etapa de mayor cantidad de horas de sueño.
Eso implica que, más tarde, los niños que en su primera etapa de desarrollo durmieron bien y sostenido a lo largo de las noches, demuestran mejores habilidades en tareas cognitivas y poseen un mejor temperamento que otros niños.
Las horas de sueño durante la primera infancia también influyen en el desarrollo del lenguaje del niño.
En lo que refiere a adultos, investigadores han sugerido que dormir entre 6 y 7 horas diarias está asociado a una mayor longevidad y una mejor salud cardíaca, aunque hay muchos otros factores subyacentes que inciden en esta relación de causalidad. Las famosas 8 horas de sueño podrían no ser necesarias, y si duermes un promedio de seis horas y media por día, puedes confiar en que estás teniendo un ciclo de sueño saludable.
