Dakota Johnson dejó de ser “la hija de…” para convertirse en la protagonista de la exitosa saga Cincuenta sombras de Grey y si bien en más de una ocasión contó que estaba “orgullosa” de este trabajo, también reconoció que le fue difícil grabar tantas escenas de sexo y que quería dejar atrás su rol de Anastasia Steele para mirar al futuro.
En ese futuro estaba la remake del film de terror Suspiria, que la llevó a trabajar nuevamente bajo las órdenes del director “Call me by your name“, Luca Guadagnino. Pero si pensaba que ya había atravesado lo más difícil de su carrera, no se imaginaba lo que podía vivir rodando una película de terror en un lugar inhóspito.
“Estábamos en un hotel abandonado en la cima de una montaña. Tenía 30 postes de teléfono en el techo, por lo que la electricidad palpitaba a través del edificio y todos nos traumábamos”, contó en una entrevista con la revista Elle.
Además de que el lugar no la ayudaba a sentirse segura, el clima le sumó intensidad a la vivencia: “Hacía mucho frío y todo era tan seco. Lo único que me ayudó fue rociarme con aceite de coco todas las noches. Ahora no puedo obtener suficiente”, detalló Dakota, quien mostró en la nota su hipersensibilidad a los olores.
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“No miento, me traumó tanto que tuve que ir a terapia“, confesó la actriz luego de este duro rodaje que, por suerte, ya forma parte de su pasado.
En la película Suspiria también participan las actrices Chloë Grace Moretz y Tilda Swinton y en ella, Dakota se pone en la piel de una bailarina que se suma a una escuela de danza alemana, que tiene una historia oscura y terrorífica.