Científicos de EE.UU., el Reino Unido y la República Checa creen que aún es posible sacar del borde de la extinción a la subespecie rinoceronte blanco del norte y recuperar su población.
Solo dos hembras, reinsertadas de un zoológico a un parque natural en Kenia, han sobrevivido a la caza y las enfermedades por el momento. Sin embargo, la situación en los bancos de material genético no es tan desalentadora. Los zoólogos tienen una pequeña colección de gametos y células, según un artículo recién publicado en la revista Genome Reserch.
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Un equipo internacional de especialistas ha secuenciado los genomas de nueve rinocerontes de esta subespecie (cuyo material genético está disponible) y cuatro rinocerontes blancos del sur, que están menos amenazados. A partir de este análisis, los autores han evaluado el potencial de recuperación de los 'norteños'.
Han deducido ante todo que los especímenes del norte tienen bastante diversidad en su ADN para pasar a través de un 'cuello de botella': situación en que los 'sureños' se encontraban a principios del siglo XX. Hace un siglo había entre 50 y 100 ejemplares y ahora el proyecto Save The Rhino estima que la población cuenta con aproximadamente 20.000.
Muerte del último macho
La tragedia de la subespecie de rinocerontes blancos del norte se hizo palpable en marzo pasado, cuando murió en Kenia, a la edad de 45, el último macho. Fue padre y abuelo de las hembras sobrevivientes. Su vida estaba vigilada con armas las 24 horas, pero sucumbió ante una enfermedad infecciosa, que le intentaban curar desde diciembre pasado.
Los tres habían sido trasladados a África desde un zoológico de la República Checa, donde fracasaron los intentos de fecundar a alguna de las hembras.
Sudán alcanzó gran popularidad después de una campaña lanzada en la red social Tinder por los responsables de Ol Pejeta para conseguir los 9 millones de dólares necesarios para desarrollar las técnicas de fertilización asistida válida para estos animales.
"Soy único. Soy el último rinoceronte blanco macho en el planeta Tierra. No quiero parecer un aprovechado, pero el destino de mi especie depende, literalmente, de mí. Actúo bien bajo presión. Mido 1,82 metros y peso 2.267 kilos, por si esto importa", describe en su perfil.
Durante años, la caza furtiva de estos animales ha contribuido a su inminente extinción, ya que sus cuernos se pagan a precios superiores al oro en el mercado asiático debido a supuestas propiedades curativas y afrodisíacas, algo que lo convierte en un producto codiciado.