Es normal que las mujeres tengamos flujo vaginal, pero este debe ser de color claro y blanco. Ten en cuenta que la cantidad de flujo puede aumentar si estas ovulando, amamantando o si estás sexualmente excitada.
A veces, el flujo cambia de color y hasta puede tener un olor fuerte. En esos casos, debes prestar atención y consultar a un médico, ya que puede indicar la presencia de una infección. Si es blanco y pastoso, como el queso de cuajada, el requesón o el ricota, entonces es posible que se trate de una infección provocada por un hongo, o sea, una vaginitis por hongo, que generalmente se trata del hongo llamado Candida albicans.
Cuando el flujo es amarillo (a veces amarillo-verdoso), en cambio, es probable que se deba a una infección causada por un parásito, algo que se conoce como tricomoniasis, ya que el parásito se llama Trichomonas vaginalis. En este caso, se trata de una enfermedad de transmisión sexual que puede aparecer en los tejidos de la vagina o la uretra. Aunque esta infección es más común en las mujeres, los hombres también pueden estar infectados, y generalmente, no tienen síntomas. Entre las mujeres, 2/3 partes de ellas tienen síntomas y sólo un tercio de las mujeres con tricomoniasis no tienen síntomas. En general, los signos y síntomas de esta enfermedad en las mujeres incluyen:
Flujo acuoso y burbujeante, amarillento o verdoso.
Olor desagradable.
Dolor y comezón al orinar (más notorios después de los períodos).
En el caso de los hombres, cuando aparecen los síntomas incluyen:
Irritación dentro del pene.
Dolor al orinar.
Dolor y/o hinchazón en el escroto (las “bolsas” que contienen a los testículos).
En ellos, además, la infección suele desaparecer espontáneamente y sin provocar síntomas, pero si el hombre está infectado puede continuar contagiando a la mujer. Por eso, es importante que ambos integrantes de la pareja reciban tratamiento -que es con antibióticos- a los dos al mismo tiempo.
La vaginosis bacteriana o vaginitis bacteriana es una de las infecciones más comunes de la vagina, frecuentemente es causada por el crecimiento excesivo de una bacteria anaérobica (es decir, que no necesita oxígeno para sobrevivir o crecer) y un organismo llamado Gardnerella vaginalis, que normalmente se encuentran en tu vagina pero en cantidades pequeñas, (aunque no es la única bacteria responsable de esta infección, existen otras bacterias que también la causan). Estos organismos conviven con otra bacteria denominada Lactobacilli, cuya misión es la de producir un desinfectante natural que ayuda a mantener a los organismos de tu vagina en un nivel normal, saludable, y balanceado.
Cuando se produce un desequilibrio en esos niveles y las bacterias “dañinas” crecen demasiado, entonces se produce una infección (la vaginosis bacteriana). Los síntomas que puedes tener incluyen:
-Flujo vaginal blanco, gris o amarillento.
-Olor desagradable (a pescado), que es más intenso después de las relaciones sexuales o después de lavarse con jabón.
-Comezón o ardor.
-Enrojecimiento leve e inflamación (hinchazón) de la vagina o la vulva.
No se conocen las razones exactas de por qué se produce esta infección, que puede ocurrirle a cualquier mujer, pero se sabe que es más común en las que tienen varias parejas sexuales o cuando se tiene una pareja sexual nueva. Usar duchas vaginales también puede aumentar las posibilidades de desarrollar esta infección.
Para tratarla, tu médico puede indicarte que tomes antibióticos orales (tomados) o en forma de crema o gel para insertar dentro de tu vagina. No uses duchas o desodorantes en aerosol para tratar la vaginosis bacteriana, ya que si bien estos productos puedan ayudar a esconder el olor, no curan la infección y hasta pueden empeorarla.
El problema de no tratar la vaginosis bacteriana es que puede infectar el útero (matriz) y las trompas de Falopio (los conductos que transportan los óvulos al útero), esto se conoce como enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) puede causar varios problemas: puede provocar abscesos, aumenta las posibilidades de tener un embarazo ectópico (en el cual un óvulo fecundado crece fuera del útero, generalmente en una trompa de Falopio) e infertilidad en el futuro. Por eso es tan importante tratar esta infección, especialmente en mujeres embarazadas ya que podría causar un parto prematuro o un bebé de bajo peso al nacer.
Algo que debes considerar es que tener ya sea tricomoniasis como vaginitis bacteriana aumentan tu riesgo de contraer otras infecciones por contacto sexual incluyendo el VIH. Así que es importante que te diagnostiquen y te den el tratamiento adecuado lo antes posible.
Finalmente, existe otro tipo de vaginits que es la vaginitis que no es infecciosa y es el tipo de vaginitis causada por el uso de perfumes, de jabones, de desodorantes o duchas vaginales, de detergentes, de espermicidas, de lubricantes perfumados o cualquier producto que cause una alergia o irrite la región vaginal o vulvar. También se incluye aquí la sensación de ardor o comezón que algunas mujeres experimentan después de la menopausia debido a la atrofia (o sea al adelgazamiento) del tejido de la vagina por la disminución en el nivel de estrógenos (la hormona femenina). El tratamiento es de acuerdo a la causa. En el último caso, tu médico te puede recomendar una crema vaginal con estrógenos para que te apliques un par de veces a la semana. En los otros casos, lo principal es descontinuar el producto que te causa la alergia o la irritación y, si es necesario, te puede recetar algo para quitarte la molestia en lo que desaparece.
Como ves, es importante que no te de pena hablar sobre el flujo vaginal y los cambios que notes en él. Si tienes dudas al respecto, habla con tu médico o con un especialista en salud, él o ella podrán ayudarte. Aunque molestas, las vaginitis tienen solución, ¡búscala a tiempo!