Por segundo año consecutivo, una multitud de fanáticos de los Warriors de Golden State asistieron el martes al desfile para celebrar el campeonato del equipo, al que algunos consideran ya como una dinastía de la NBA.
Cientos de miles de fanáticos vestidos con prendas doradas y azules sostenían letreros en los que se leía “dinastía” y “campeones consecutivos” y saludaban detrás de unas barreras que fueron colocadas a lo largo de la ruta en el centro de Oakland, California, mientras los Warriors pasaban en un autobús abierto de dos pisos.
Stephen Curry, el Jugador Más Valioso de las finales de la NBA Kevin Durant, y el resto del equipo, que consiguió su tercer título en cuatro años la semana pasada, se turnó para levantar el Trofeo Larry O’Brien ante la multitud, la cual las autoridades dijeron que podría haber sido de hasta un millón de personas.
Las autoridades habían prometido un desfile “interactivo”, con algunos de los fanáticos que podrían preguntarle cosas a los jugadores, y enormes pantallas de televisión para que los presentes pudieran verlos y escuchar sus respuestas. Sin embargo, no hubo ninguna pantalla y cuando Klay Thompson utilizó un megáfono para saludar al público, sus palabras quedaron ahogadas por los gritos de la multitud.
Curry pudo conectar con la gente de otra forma cuando abrió una botella de champaña, la agitó y roció al público. Por un instante, se bajó del autobús y caminó hacia los fanáticos, les aventó camisetas y posteriormente sostuvo el trofeo mientras docenas de cámaras estaban a su alrededor.